Del deseo sexual a la arbitrariedad del perdón, cruzada por la mirada
del otro de la cual no se puede huir. Todo está casi listo para la
publicación de Así empieza lo malo (Alfaguara). Solo falta que Javier Marías dé una última revisión a la novela y elija la portada con la que saldrá el 23 de septiembre. Será su novela número 12. Llegará después de tres años de Los enamoramientos, con la que ha obtenido gran acogida de crítica y público en España y en el extranjero, adonde ha sido traducida a 29 idiomas.
Aunque Así empieza lo malo (otra vez las palabras tutelares de Shakespeare en los títulos de Marías, esta vez bajo la presencia de Hamlet) no es una continuación de Los enamoramientos,
sí es una especie de otro estadio de aquella temática, y, sobre todo,
una pieza más que se integra de manera individual y a la vez
complementaria de toda su obra.
En dos frases la novela es, según Javier Marías
(Madrid, 1951): “Sobre la impunidad y la arbitrariedad del perdón, de
cómo perdonamos algunos hechos graves mientras somos incapaces de
hacerlo con los pequeños. De la incapacidad de pasar por alto
cuestiones intrascendentes; y sobre el deseo sexual y la obstinación
amorosa, del deseo como motor de las acciones de la persona y cómo eso
se puede utilizar de manera noble o rastrera”.
Una ampliación del universo Marías, en extensión y
profundidad. Y como parte de su creación literaria en la que personas,
hechos o emociones se definen más por lo que no son, Así empieza lo malo también permite esa aproximación:
No es una novela autobiográfica, pero sí tiene vivencias de la juventud del autor.
No es una novela política, pero sus resonancias están allí.
No es una novela sobre los años 80, pero la acción transcurre en esa década.
No es una novela histórica, pero las esquirlas de la posguerra Guerra Civil, en los años 40 y 50, alcanzan a sus personajes.
No es una novela de amor, pero sí de la desdicha del matrimonio protagonista.
No es una novela erótica, pero sí tiene más escenas o referencias de las habituales en la narrativa del escritor.
No es una novela realista al uso, pero sí tiene la intención del autor a su manera.
No es una novela de venganzas, pero sí sobre la impunidad y la arbitrariedad del perdón.
No es una novela sobre la justicia, pero sí sobre la idea que tiene cada individuo sobre la justicia objetiva y arbitraria.
No es una novela sobre cine, pero si está esparcida de muchas referencias cinematográficas conectadas con la realidad de los personajes.
No es una novela sobre el vouyerismo, pero sí sobre cómo la
mirada del otro y la propia sobre los demás determina el curso de los
hechos, y “algunas escenas avistadas por los jóvenes se guardan como un
tesoro”.
No es un melodrama, pero “tiene algunos elementos en el sentido noble
del término; algo inevitable en cuanto uno se asoma a la vida de las
personas y se parece a algo como el realismo”.
No todo es apariencia. Todo se define por lo que hay más allá de lo que se ve a primer golpe de vista. Porque Así empieza lo malo es sobre todo, cuenta Marías, “una novela sobre la vida
privada de las personas, con aplicación al ámbito privado y un reflejo
social. Sobre las historias tenues, aspectos de la vida íntima que se
guardan y se llevan consigo”.
Y es en la arbitrariedad de justicia y perdón donde la novela de
Javier Marías conecta especialmente con la realidad más actual de
España: el Rey y la Casa Real.
“No soy monárquico”, adelanta el escritor, “pero ha habido cierto
histerismo alrededor de la figura del Rey y su familia en los últimos
tiempos”. Señala que, sin desconocer las equivocaciones de esa
institución, todo lo lleva a una reflexión y una pregunta: “Se ha sido
injusto con la figura del Rey que ha sido importante para este país. ¿Me
pregunto: dónde está esa severidad que se aplica a esa institución y no
a los políticos corruptos a los que se sigue votando en lugar de
castigar y contribuir a cambiar la situación?”. Marías tiene confianza
en Felipe VI.
Han sido tres años, desde Los enamoramientos, vertiginosos para
Marías, no solo por la acogida de la novela, sino también por varios
premios como el Formentor y rechazado el Nacional con gran revuelo. Pero
lo que peor ha llevado ha sido la promoción de la novela por el tiempo
que le quita para la escritura.
¿Cómo sale del mundo de Los enamoramientos del que habla constantemente en las promociones y luego entra en el de Así empieza lo malo?
“Se compagina como se puede”, es la primera reacción. Luego explica que
siempre es molesto cualquier tipo de interrupción durante ese proceso
de creación: “Una vez llego de una promoción, siempre cuesta volver a
meterse y retomar la novela. Aunque al principio es con un poco de
dificultad pero luego…”.
La sensación, durante y al final de la escritura es la misma en los últimos libros:
“Vuelvo a decir que cuantas más novelas hago, menos entiendo cómo se
hacen; y me asombra que la gente las lea sin queja. Sobre todo porque
debido a esas interrupciones las escribo por fragmentos”. Y recuerda que
es un autor que escribe sin mapa, sin brújula, que es lento y que
trabaja mucho cada página, “incluso hay días que escribo solo una página
por día”. Así han salido obras como Tu rostro mañana, Negra espalda del tiempo, Corazón tan blanco o Mañana en la batalla piensa en mí. En él se agudiza la tentación de ir a tientas. Se sorprende, por eso, que haya cada vez más escritores
Entre viajes y escritura, Javier Marías ha creado su nueva novela entre 20 o 21 meses de manera continuada. Literatura y realidad se juntan para cerrarse con la continuación de la frase de Shakespeare que da título a la novela: “Así empieza lo malo y lo peor queda atrás”.
El Pais
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