Hoy en Elemental sometemos a un tercer grado a Lorenzo Silva. El escritor madrileño, Premio Nadal en 2000 por el Alquimista impaciente, Premio Planeta en 2012 por La marca del meridiano es el padre de esa pareja magnífica de guardias civiles formada por Bevilacqua y Chamorro y, además, el alma de Getafe Negro, fiesta del género que desde hoy celebra su séptima edición en la ciudad madrileña que le da nombre. Su último libro esLos cuerpos extraños.
Así seguimos con la cobertura de Getafe Negro, que ya iniciamos cuando comentamos losplatos fuertes de la programación, y con esta sección que anda en pañales y que ya contó para el estreno con Carlos Zanón. Ya saben: si pueden vayan a Getafe. Lean y disfruten.
1.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?
En este momento lo que me toca es hacer los deberes de Getafe Negro, es decir, terminar de ponerme al día con los libros de nuestros invitados, y lo estoy haciendo tan gozosamente como de costumbre, en este justo momento zampándome El leopardo, de Jo Nesbo, que trata de un psicópata hipercruel. No es mi tema preferido pero la destreza narrativa de Nesbo y su Harry Hole, que empieza esta historia todavía más hecho unos zorros que de costumbre, bien justifican hacer una excepción.
2.- ¿Cuál es su escritor preferido de novela negra y por qué?
Raymond Chandler, me temo que inevitablemente. Yo llegué a este género pasando por algunas estaciones previas: en la adolescencia lo que más leía era Kafka, Proust, Musil y cosas similares. Chandler tiene la virtud de ser un escritor de pluma entera, y a mi juicio eso compensa sobradamente sus descuidos de trama, o su ocasional y relativa inverosimilitud. Por otra parte, su talante quijotesco me ayudó a sintonizar con un género que de entrada me parecía de fuera, no mío. Me puso sobre la pista de una visión cervantina del personaje del investigador, que no sólo me place como lector, sino que me dio la clave para escribir género negro localizado en España.
3.- ¿Qué novela negra recomendaría leer a Rajoy? ¿Y al Papa?
A Rajoy le recomendaría leer La mirada del observador, de Marc Behm, porque a veces diríase que las convulsiones de este país no van con él, o no hasta el extremo de conducirle a emprender alguna acción que no sea esperar y ver. Al Papa, que parece que ha iniciado el camino de dejar de considerar pecado ser uno mismo, un avance que casi nadie esperaba, le recomendaría cualquier novela de Zarco, el entrañable y atribulado detective gay de Marta Sanz, que además escribe muy bien. Por ejemplo, Un buen detective no se casa jamás.
4.- ¿Cuál es su personaje preferido de novela negra y por qué?
Voy a repetirme, pero es que no tengo más remedio: Philip Marlowe, el detective de Chandler, por esa dimensión quijotesca, que lleva al extremo de aceptar que lo apaleen de vez en cuando por su anacrónico afán de socorrer al más débil. Lo de su suficiencia con las rubias me impresiona menos, y quizá ha pasado un poco de moda, pero hay que reconocer que en él, a diferencia de otros, incluso eso tiene gracia.
5.- ¿De qué novela y/o autor prestigioso podría prescindir el género sin el menor perjuicio?
Ésta es la típica pregunta odiosa que un escritor no desea responder, o al menos un escritor como yo; prefiero afanarme en hallar y ponderar lo que me gusta que en despotricar contra lo que no me convence. Todos los autores prestigiosos han aportado algo, y de cualquiera de ellos podría prescindirse, porque imprescindible no hay nadie, pero si tengo que acercarme a algo que se parezca a una respuesta, creo que en la novela negra norteamericana de los últimos años, algún gran nombre incluido, sobran tics y calcos y falta algo de esa intuición que la hizo, más que grande, tan inmensa como para aportar un paradigma a la civilización occidental en el periodo que va de los años 30 a los años 50.
6.- ¿Ve sus libros adaptados al cine? ¿Dirigidos y protagonizados por quién?
He podido ver algunos, en cine y en televisión, dirigidos por Patricia Ferreira y Antonio Onetti, que hicieron un trabajo muy serio de comprensión de los personajes y de profundización en su carácter. Ahora hay otros dos proyectos en marcha, todavía sin director ni reparto definidos, y ya veremos si llegan a puerto, que el cine es cosa muy incierta en España. Directores competentes para el negro no faltan, ahora mismo: desde el ya casi clásico Urbizu, hasta Alberto Rodríguez, pasando por Jorge Sánchez-Cabezudo. Los personajes me cuesta más verlos. No hay un actor que me parezca Bevilacqua, aunque los dos que lo han encarnado, Roberto Enríquez y Jesús Noguero, cada uno a su modo, encontraron el modo de meterse en él. Para Chamorro, es curioso que cuando era más joven me parecía que había una actriz que podía dar el aire y ahora que ya es madura me sigue pareciendo que esa actriz ha madurado al compás: Leonor Watling. Pero tampoco hay una cara que me la refleje, y Mariona Ribas e Ingrid Rubio, que son quienes le han dado rostro, también ocuparon más que dignamente el sitio.
7.- ¿Qué autor despreciado se merece un tributo?
No sé si despreciados, pero hay dos entre nosotros que deberían ser reivindicados con más énfasis como los grandes del género que son. El primero, el no reconocido fundador de la moderna novela criminal en España, Francisco García Pavón (cuyos crímenes rurales son más pertinentes, sugestivos y enjundiosos de lo que muchos recuerdan, y sobre todo están servidos con una excelente escritura). El segundo, Julián Ibáñez, autor de un puñado de novelas contundentes que se encuentran entre lo mejor que se ha hecho en España para mostrar, sin afeites pero con una rara potencia, la vida al otro lado de la raya.
Por cierto, aprovecho para hacer publicidad y recordar que en Getafe lo tendremos conversando con otro grande, el escocés McIlvanney.
El Pais
Comentarios