
La frialdad de su madre y el distanciamiento de su padre recrean cierto afecto y adulación, lo cual se ve acentuada con la fealdad que se le atribuye. Este modelo nuclea se ve recuperado por los grandes aportes e influencia de su institutriz, que a corta edad ya había puesto en sus manos: Cornielle, Racine, Moliere y La Fontaine. Instruida en los rudimentos religiosos del luteranismo, ya tenía bien claro algunos conceptos teológicos que ponían en aprieto al pastor Dowe.
Como un golpe de suerte, muy temprano en la mañana cambia la vida. Juana Isabel, su madre, recibe una carta proveniente de Brummer, gran mariscal de la corte del gran duque Pedro Ulrico, en San Petersburgo, donde le informa la pronta presencia de ella y su hija, y dejándole en claro el motivo de dicha carta, que no era más que buscar los primeros contactos de su destino. Un segunda carta enviada por Federico de Prusia fue más directa, el motivo, casar a Figchen, como también le llamaban, con su primo de tercer grado. Esta carta le dio el paso a la historia a Isabel hoy convertida en Catalina la Grande.La gran destreza en respuesta de Isabel frente a las preguntas de Federico II, la hicieron colocar una muy buena posición, pues fácilmente le hablaba de ópera, comedia, versos, danza y otras tantas ciencias. Este gran paso de Isabel, se vería como una gran luz en medio de la sombra de su historia, debemos verlo así, pero también, ya en el transcurrir de su historia tenemos que ver que fue una mujer plagada de infidelidades, por eso muchos la reconoces como la p….. del palacio, fueron tantos los cuernos que le puso a su marido Pedro, que termino indirectamente matándolo. Después de su muerte, fueron muchos los novios que a escondida metía en el palacio, pero eso es otra historia.
El poderío de esta gran zarina son indiscutibles. Produjo grandes reforma y proyectos en Rusia entre ellas: Un asilo de expósitos, una escuela de parteras, un establecimiento de higiene popular y un instituto de educación para jóvenes, redacta un Reglamento genera para la educación de los hijos de ambos sexos, protege a disidentes campesinos entre otros, extendió su poder más allá de sus fronteras. Era admirada por grandes hombres, entre ellos Voltaire y Diderot. Tenía una gran sapiencia frente a sus interlocutores, sabía escoger a sus hombres de confianza a la hora de llevar alguna estrategia. Fue querida a gran voz por un pueblo que la llamaba Madrecita.
Creo que nuestro autor, Henri Troyat, mas que aplicarle un sello de novela a sus libros, creo que con este logro un buen puntaje. Es muy amena e informativa, no produce ese cansancio que otorgan a veces algunos libros bibliográficos. Nos ofrece una vasta documentación de cartas y diarios.
Dejame esconderme de Catalina la Grande, para no caer en sus garras.A correr fanático
Os dejo mi recomendación
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