¿Qué es un lector? ¿Quién es? ¿Qué le sucede mientras lee? La
literatura, advierte Piglia, da un nombre y una historia al lector. De
don Quijote a Hamlet, de Bartleby al lector inventado de Borges, de Emma
Bovary a Philip Marlowe, asistimos a una variedad infinita de lectores:
el visionario, el enfermo, el compulsivo, el melancólico, el traductor,
el crítico, el escritor, el filósofo y -¿por qué no?- el propio autor,
Piglia como Piglia y como Renzi. ¿Qué es un lector? La respuesta «es un
relato: inquietante, singular y siempre distinto.»
«De entre la legión de escritores hispanoamericanos que se han alzado a los hombros del precursor Borges, es Ricardo Piglia quien tiene las mejores vistas sobre los paisajes y territorios de la literatura universal.» Süddeutsche Zeitung
«De entre la legión de escritores hispanoamericanos que se han alzado a los hombros del precursor Borges, es Ricardo Piglia quien tiene las mejores vistas sobre los paisajes y territorios de la literatura universal.» Süddeutsche Zeitung
1
¿Qué es un lector?
Papeles rotos
Hay
una foto donde se ve a Borges que intenta descifrar las letras de un
libro que tiene pegado a la cara. Está en una de las galerías altas de
la Biblioteca Nacional de la calle México, en cuclillas, la mirada
contra la página abierta.
Uno de los lectores más
persuasivos que conocemos, del que podemos imaginar que ha perdido la
vista leyendo, intenta, a pesar de todo, continuar. Esta podría ser la
primera imagen del último lector, el que ha pasado la vida leyendo, el
que ha quemado sus ojos en la luz de la lámpara. «Yo soy ahora un lector
de páginas que mis ojos ya no ven.»
Hay otros
casos, y Borges los ha recordado como si fueran sus antepasados (Mármol,
Groussac, Milton). Un lector es también el que lee mal, distorsiona,
percibe confusamente. En la clínica del arte de leer, no siempre el que
tiene mejor vista lee mejor.
«El Aleph», el
objeto mágico del miope, el punto de luz donde todo el universo se
desordena y se ordena según la posición del cuerpo, es un ejemplo de
esta dinámica del ver y el descifrar. Los signos en la página, casi
invisibles, se abren a universos múltiples. En Borges la lectura es un
arte de la distancia y de la escala.
Kafka veía
la literatura del mismo modo. En una carta a Felice Bauer, define así la
lectura de su primer libro: «Realmente hay en él un incurable desorden,
y es preciso acercarse mucho para ver algo» (la cursiva es mía).
Primera
cuestión: la lectura es un arte de la microscopía, de la perspectiva y
del espacio (no solo los pintores se ocupan de esas cosas). Segunda
cuestión: la lectura es un asunto de óptica, de luz, una dimensión de la
física.
Joyce también sabía ver mundos
múltiples en el mapa mínimo del lenguaje. En una foto, se lo ve vestido
como un dandy, un ojo tapado con un parche, leyendo con una lupa de gran
aumento.
El Finnegans Wake es un
laboratorio que somete la lectura a su prueba más extrema. A medida que
uno se acerca, esas líneas borrosas se convierten en letras y las letras
se enciman y se mezclan, las palabras se transmutan, cambian, el texto
es un río, un torrente múltiple, siempre en expansión. Leemos restos,
trozos sueltos, fragmentos, la unidad del sentido es ilusoria.
La
primera representación espacial de este tipo de lectura ya está en
Cervantes, bajo la forma de los papeles que levantaba de la calle. Esa
es la situación inicial de la novela, su presupuesto diríamos mejor.
«Leía incluso los papeles rotos que encontraba en la calle», se dice en
el Quijote (I, 5).
Podríamos ver allí la
condición material del lector moderno: vive en un mundo de signos; está
rodeado de palabras impresas (que, en el caso de Cervantes, la imprenta
ha empezado a difundir poco tiempo antes); en el tumulto de la ciudad
se detiene a levantar papeles tirados en la calle, quiere leerlos.
Comentarios