
En el ínterin de la historia, son muchos los argumentos a favor y contra de la existencia de Dios, los cuales han sido colocado en medio de un ring, donde en un esquina están los apologistas y teólogos, que respaldan la pura intervención de Dios en todos los fenómenos observables o no, y en la esquina opuestas están los científicos que proporcionan una noción sustentada por el método, la tecnología, la investigación, el llamado naturalismo metodológico, donde aluden a una convención autoimpuesta en virtud de la cual la ciencia limita su actuación a las observaciones objetivas del mundo y busca explicaciones naturales para todo los fenómenos observables o no. Un apologista “Dios es el creador de los cielos y la tierra”. Un científico: “Nada objetivo sustenta la creación respaldada por Dios, Dios no existe”. Hay que hacer la salvedad, que no todos los científicos tiene opinión tan rigurosa, para esos están los moderados, están los científicos creacionistas.
Uno de los objetivos que el escritor nos proporciona en esta obra es demostrar que los diversos procesos sobrenaturales e inmateriales son empíricamente comprobables utilizando métodos científicos de tipo estándar. Sin importar el planteamiento de algunos científicos de establecer objeciones a la asociación de lo natural con lo material, ya que dicen que todos los fenómeno observables son naturales, por su definición.
Quien tenga la oportunidad, si tiene una fe bien arraigada en la religión que nació, vive, formo, ser adepto, creencia, sabrá que el planteamiento de este escritor es puramente científico. Hay algunos que de ante mano no están de acuerdo con los planteamientos sin haber leído el libro. Lo que gestionamos siempre cada vez que tomamos un libro, siempre debe ser primar el aporte que pueda hacer este, que no estemos de acuerdo, es otra cosa, pero no llegar a satanizar, como mucho se dan a la tarea de hacerlo. En una sociedad que ya rebaso los límites de la edad media. Personalmente, no estoy de acuerdo con algunos planteamientos del escritor, pero esto no deja de ser que el aporte en el campo de la investigación científica sean cuantificables.
El libro está estructurado en diez capítulos, donde el autor va tejiendo temas hasta llegar a su conclusión de la vida en un universo sin Dios. Entre los capítulos que encontramos tenemos: Los modelos y los métodos, donde desarrolla las faltas de pruebas sobre la existencia de Dios, la naturaleza de la evidencia científica, la invalidación, ¿puede la ciencia estudiar lo sobrenatural?, los dioses imposible, Un ser plenamente virtuoso no puede existir, el culto y la agencia moral, el problema del mal, un creador perfecto no puede existir, un ser trascendente no puede ser omnipresente, un ser personal no puede ser de naturaleza no física, la paradoja de la omnipotencia, entre otros de este primer capítulos. Como nuestro objetivos no es desarrollar cada uno de los capítulos le pondré solo el capitulo tal como aparece en el libro: La ilusión del diseño, La búsqueda de un mundo más allá de la materia, La evidencia cósmica, El universo desfavorable, Los fracasos de la verdad revelada, ¿Nuestro valores preceden de Dios?, El argumento del mal, Los dioses posibles e imposibles, La vida en un universo sin Dios.
Estas son las últimas palabras que deja sellada en su ultimo capitulo, que deja mucho que decir de sus planteamientos: “Sin lugar a dudas un sentimiento temporal de paz y sosiego mental puede alcanzarse durante la oración o la meditación. Esto sucede como resultado de vaciar la mente de todo pensamiento, especialmente de los pensamientos que atañen al yo. Entre todas las religiones del mundo, es el budismo la que nos proporciona un entendimiento más lucido de este proceso, aunque todo indica que el mecanismo es puramente físico. La iluminación únicamente puede obtenerse cuando el individuo es capaz de eliminar todos los deseos que emanan del yo. El nirvana no es el cielo. El nirvana es la nada. No obstante, yo todavía no estoy preparado para la nada absoluta. Aunque si estoy dispuesto a canjear el nirvana por la alegría y la angustia de la vida, siquiera sea durante unos pocos años más”.
Sea usted el jurado.
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