Ir al contenido principal

La temperalidad de la religión I

Cuando decidí enrolarme por el estudio de la teología hace un buen tiempo, recuerdo como mis maestros, claro pocos, forjaban referencia al temperamento de tal o cual discípulo o personaje de la Biblia. Ese tema se transformaba en una conversación de varios minutos, no de cuestión, como se daban, sino de un simple justificación que acarreaba a enseñarnos a ilustrarse en ellos ( todos los años del mundo y seguimos en lo mismo) sino a verlo como algo que esta plasmado como instrucción, que esta ahí puesto, como muchas cosas que están escrita en los libros sagrados, que tomamos lo que mas nos conviene o lo que mas se acerca a nuestro estilo (vaya estilo) de vida, pensamiento, formalismo, radicalismo y todo los ismos y forma de ismos..

Nuestros maestros antepasados nos enseñaron que debemos conocer la medida de nuestros dones y obrar en consecuencia, sin asumir mediante el fingimiento mas de lo que sentimos... Estas palabras fueron la expresión de un monje que vivió en el siglo XIV y que se encuentran en The Scale of Perfection. Es más bien un mensaje que traspasa las barreras del tiempo, que de una forma es la bujía que trasmiten los maestros a sus seguidores.

Han sido muchos los intentos tanto en Occidente como en Oriente por clasificar las variedades del temperamento humano. Tenemos el caso de Hipócrates y Galeno que hicieron una clasificación de cuatro grupos de humores: flemáticos, coléricos, melancólicos y sanguíneos. Teoría y práctica que ha prevalecido por años. No hablaré de las risotadas de los astrólogos, con sus intervenciones planetarias como determinante de los temperamentos, ni mucho menos de los estudios de Giovanni ni de la tipología de Ernst Kretschemer

El temperamento es lo peculiar e intenso de los afectos psíquicos y de la estructura dominante de humor y motivación. Desde la antiguo se visto al temperamento como el predominio o equilibrio de personalidad humana: cuerpo-esencia-, alma-psique-, sentimiento-movimiento, vida- y mente-sustancia.

“El temperamento:

  • es la manera natural con que un ser humano interactúa con el entorno. Puede ser hereditario y no influyen factores externos (sólo si esos estímulos fuesen demasiado fuertes y constantes);
  • es la capa instintivo-afectiva de la personalidad, sobre la cual la inteligencia y la voluntad modelarán el carácter (en el cual sí influye el ambiente);
  • ocupa también la habilidad para adaptarse, el estado de ánimo, la intensidad, el nivel de actividad, la accesibilidad, y la regularidad;
  • el temperamento es la naturaleza general de la personalidad de un individuo, basada las características del tipo de sistema nervioso.
  • el temperamento está relacionado con la influencia endocrina (que se debe a los genes, y que se manifiesta en determinados rasgos físicos y psicológicos).
  • el temperamento y el carácter definen la personalidad del ser humano; y la diferente combinación e intensidad que éstos se manifiesten en sus diferentes áreas, nos hacen únicos y humanos.”

Algunos investigadores han realizado grandes estudios sobre el temperamento, cabe destacar los realizados por: Stockard, Kretschmer y Viola. Pero, para lo que estamos tratando tenemos el caso del doctor William Sheldon que dejo grandes volúmenes sobre Las variaciones de la psique humana y Las variedades del temperamento.

Las investigaciones de Sheldon proyectaron un sistema de clasificación gestionada en tres tipos habituales de temperamentos: viscerotónico, somatotónico y cerebrotónico. Todos los seres humanos afectan a un grupo mixto, aunque en algunas personas se fusionan de forma nivelada los diversos elementos del temperamento. Mientras que en otras existe algún elemento que tiende a imperar a expensas de los otros dos elementos.

El temperamento viscerotónico se relaciona con lo físico endomórfico. Son características de la viscerotonia extrema, por ejemplo, la lentitud de reacciones, el afecto por la comodidad y el lujo, el gusto por la comida y el placer producido por la digestión, el amor del ritual de la comida en compañía, el afecto por las ceremonias de cortesía, una cierta blandura sin atemperar, una jovialidad indiscriminada, comunicativo en sus sentimientos, tolerancia y complacencia, rechazo a la soledad.

El temperamento somatotónico se relaciona con un físico mesomórfico, cuyo rasgo dominante es la musculatura. Son personas fuertes, activas y atléticas. Es característico su postura de seguridad y movimientos, amor por las aventuras físicas, amor a los riesgos, indiferencia al dolor, energía y toma de decisiones, codicia del poder y la dominación, animo de combate, competitividad.

Lo físico ectomórfico es característico del temperamento cerebrotónico, donde reina el sistema nervioso en un resultado altísimo de sensibilidad. La constricción de las posturas y los movimientos, exceso de respuestas fisiológicas, cierta aprensión y preocupación excesiva, afecto por la privacidad y el secreto, desagrado ante las demás personas, timidez y comportamiento social inhibido, aerofobia, entre otras características es el común dominador de los acusados del temperamento cerebrotónico.

Continuación

Comentarios

Francisco ha dicho que…
Muchas gracias, me gusto su escrito.

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr...

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente”...