
Abrir cualquier libro es, en esencia, asomarse a la vida de su autor. Todo lo que se escribe, y cómo se escribe, está tamizado por una vida, unas opiniones, unas preferencias y un sentido de la estética que le imprime la persona que ha vertido esas palabras en las páginas. Sin embargo, hay ocasiones en las que los escritores prescinden del filtro de la ficción y se nos presentan en su forma más desnuda, o en la que grandes autores recrean la vida de compañeros de profesión para mostrarnos lo que se puede intuir en sus obras, pero que otras veces no llegamos a ver. Autobiografías, biografías, y diarios son géneros que se prestan a ese modo confesional, y de los que hoy seleccionamos unos cuantos títulos que nos adentran en la menta y la vida de grandes de la literatura.
Martin Amis ya había dejado un testimonio de su vida, en especial de sus años de formación, en Experiencia, pero ahora nos deja asomarnos de nuevo a sus vivencias en Desde dentro, libro que mezcla memorias y ensayo, y que además sirve para adentrarnos en sus relaciones de amistad con otros autores como su maestro Saul Bellow o Christopher Hitchens. A través de varios momentos decisivos en su vida, Philip Roth nos narra en Los hechos una experiencia vital que conformó tanto a la persona como al autor. Otro grande del siglo XX, Gabriel García Márquez, nos asoma en Vivir para contarla a sus años de infancia y adolescencia, esa época crucial en la que la literatura supuso un descubrimiento crucial.
La memoria personal es valiosa, pero también suele ser poco objetiva. Por ello, en ocasiones es aconsejable recurrir a una mirada distinta, como la de un autor que nos descubre a la persona que ha conocido de cerca, o que ha investigado durante años. Dentro del primer caso se encuentra el Borges que escribió su íntimo amigo y colaborador Bioy Casares, una manera de adentrarse en la vida y la mente del autor de El aleph. En Mientras llega la felicidad, Josep María Cuenca nos ofrece un retrato completo de Juan Marsé, uno de los nombres imprescindibles de nuestra literatura. Y remontándonos tiempo atrás, Vida de Charlotte Brontë recoge de Elizabeth Gaskell sobre la trayectoria vital de la autora de Jane Eyre, escrita apenas dos años después de su muerte.
Los diarios son, por último, la expresión más desnuda de un autor, en tanto en cuanto no están creados para su publicación. Por ello, asomarse a obras como los Diarios de Stefan Zweig es mirar de la manera más directa posible a la mente de un escritor que tuvo que vivir el periodo más turbulento del siglo XX. También de experiencias extremas nos habla El dolor, de Marguerite Duras, escrito en 1945 en las semanas previas al regreso de su marido del campo de concentración de Dachau. Y en sus Diarios completos, podemos descubrir el pensamiento, luminoso y terrible, de Sylvia Plath.
Fuente:librotea.com
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