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El Índice de Libros Prohibidos vuelve a los institutos y bibliotecas de Estados Unidos

Libros de Toni Morrison, Alison Bechdel o Jacqueline Woodson han sido retirados de bibliotecas públicas del país

"Si esos libros están de acuerdo con el Corán, no los necesitamos; si están en desacuerdo, debemos destruirlos". La frase del califa Omar en el año 642 es controvertida. Hay autores que afirman que nunca la pronunció. Sea como sea, fue en ese 642 cuando los invasores musulmanes ocuparon la ciudad de Alejandría, en Egipto, y destruyeron su archifamosa Biblioteca, que había sido durante siglos la mayor del mundo, aunque llevaba en decadencia, también, siglos.

Catorce siglos después, en un lugar como el estado de Virginia, a las afueras de Washington, en EEUU se vive una librofobia similar. No se trata de una destrucción de libros, por fortuna. Quienes decían que con internet llegaba una era de información libre y universal, se equivocaron. Más bien, lo que ha llegado es una reedición en rústica del Índice de Libros Prohibidos que la Iglesia católica creó en el siglo XVI para combatir la propagación del protestantismo y que no fue derogado hasta 1966.

El campo de batalla son las bibliotecas públicas, una institución muy común en Estados Unidos. Y el detonante, las elecciones a gobernador de Virginia, celebradas el 3 de noviembre. El candidato republicano, Glenn Youngkin, se impuso a su rival demócrata, Terry McAuliffe, gracias, en parte, a su estrategia instrumentalización de los planes de estudios de las escuelas públicas. De ahí, la campaña saltó rápidamente al ataque a ciertos libros que están en los currículos de las escuelas del Estado. Entre los blancos del ataque está Beloved, de la Nobel de Literatura Toni Morrison.

La controversia sobre Beloved resume el conflicto. Primero, la campaña de Youngklin colgó en internet el vídeo de una mujer de Fairfax - una ciudad situada en Virginia pero que forma parte del área urbana de Washington - llamada Laura Murphy, que criticaba la decisión de McAuliffe de vetar en 2016, cuando había ejercido el cargo de gobernador, una ley aprobada por el Congreso del estado que habría obligado a las escuelas a informar a los padres "en el caso de que los materiales de estudio tengan contenidos sexuales explícitos". la fijación con la cuestión sexual es llamativa. Porque, si bien es cierto que Beloved, que ganó el Pulitzer en 1987, contiene escenas de violencia y sexo, incluyendo violaciones, el eje de la historia es el filicidio de una niña de dos años a la que su madre, una esclava, asesina para evitarle una vida, también, de cautiverio (el asesinato de niños por madres esclavas no era infrecuente, pero se daba sobre todo en el Caribe y en Oriente Medio, donde las condiciones de vida eran increíblemente duras).

Sea como fuere, la polémica explotó. Y no es que Beloved (que significa 'Querida') sea ajena a estas disputas. La Asociación de Libreros de EEUU (AMA, por sus siglas en inglés), tiene a ese libro como el número 27 en la lista cuya presencia en ese tipo de instituciones culturales ha sido prohibida en más ocasiones en la última década.

Pero, lo que hasta ahora era una cuestión local, se ha convertido, tras las elecciones en Virginia, en un nuevo frente de las guerras culturales que van a ser decisivas en las elecciones al Congreso de noviembre próximo y en las presidenciales de 2024. 

Según el diario británico The Guardian, la primera novela de Morrison, Ojos azules, ha sido retirada de las bibliotecas escolares del estado de Utah. La novela grafica Fun Home. Una familia tragicómica, de Alison Bechdel, ya no está en varios institutos de Kansas. Un distrito escolar de Pennsylvania ha vetado a una serie de autores, como Jacqueline Woodson, Ijeoma Oluo, e Ibram X. Kendy. 

El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ha ordenado a las autoridades educativas que persigan "cualquier caso de suministro de pornografía a menores" en las bibliotecas de los institutos del estado. En Carolina del Sur se están adoptando decisiones similares. Sin embargo, en algunos distritos de Pennsylvania y de Nueva York, las prohibiciones de libros han sido derogadas. La AMA contabilizó 272 solicitudes de retiradas de libros de bibliotecas en 2020. En 2021 da por hecho que la cifra será mayor. Y aún más en 2022.

Es una lucha cultural, pero también racial. La gran mayoría de los autores prohibidos o controvertidos no son blancos. A ello se suma el hecho de la fijación sexual del debate. Cierto, Ojos azules incluye escenas de abuso de menores, pero la novela versa sobre una niña de piel oscura que está obsesionada en tener los ojos azules de las muñecas, en una época en la que todas éstas eran blancas. Bechdel es lesbiana, lo mismo que Maya Kobabe, otra autora de novelas graficas cuyo cómic Gender Queen, que está en el centro de muchas polémicas, usa pronombres que no distinguen el género de las personas.

Finalmente, está la circunstancia de que en EEUU los consejos escolares tienen un enorme poder, están muy descentralizados, y son elegidos en elecciones locales. Tan es así que el país no contó con un Departamento de Educación hasta nada menos que en 1980. Ahora, con la proliferación de movimientos como Black Lives Matter, o de toda la corriente LGTBQ+, se han convertido en centros de lucha política. En los últimos meses, ha habido amenazas de muerte a profesores y directores de centros por parte de padres que temían que sus hijos estuvieran siendo corrompidos en las escuelas. 

En Spotsylvania, en Virginia, el consejo escolar local decidió prohibir una serie de libros que tocaban los temas de la pederastia y la prostitución en noviembre. En la reunión en la que se adoptó la medida, dos miembros del consejo - Rabih Abuismail y Kirk Twigg - propusieron que se quemaran los libros en cuestión. El espíritu del califa Omar sigue vivo en 2021.

Fuente:elmundo.es

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