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La cárcel, escenario de grandes literaturas

En el deslizar del hombre por la historia, en su apego por dirigir su palabra al velo de la verdad, sin considerar a quien va dirigida la punta de su flecha, pero en otro caso sabiendo con toda certeza la dirección de su lanza, he de plantear como recurso literario su estadía efímera o prolongada entre aquellas cuatro paredes, de la cual muchos no quieren ni pensar, soñar, imaginarse que están destinados sus días a ese mundo que llamamos cárcel. No es lo mismo estar encarcelado por el amor, vanidad, orgullo, avaricia, pereza, u otro acorde que le demos a la musicalidad de nuestras vidas, que estar físicamente encarcelado entre los barrotes de una cárcel, ya sea justa, por su conducta impúdica, por su crueldad con los demás e injustamente, teniendo en cuenta que muchas veces quienes están confinado a la cárcel ven como injustos a sus adversarios, pero hablamos de los dos cauces del río de la vida que han dejando el cuero de su cuerpo en el frío piso, en el colchón deteriorado de la cárcel su deseo de compartir la vida solitaria con la vida activa, pues “No hemos nacido para nosotros mismos, sino para los demás”, hablo de los escritores, que con sus pronunciamientos o letras han sido el aguijón de reyes, príncipes, presidentes, arimazitas, (personaje del relato escrito por Voltaire: Zadig o El destino, es decir, envidiosos.

El supuesto acallamiento que se le puede dar a un escritor es confinarlo a una cárcel, este acallamiento suele darse bajos regímenes de dictaduras, bajo la influencia de un arimazita enojado por la prosa rectilínea del escritor. Ahora bien, muchos de los escritores han escrito lo mejor de su obra en la conversación con los barrotes de una celda. Han construido sus grandes versos, prosas en la soledad de una noche minada por las estrellas, sin el susurro que le puede crear la naturaleza para su creación imaginativa. Imaginemos al escritor dándole forma a ese cuerpo informe que es su primera novela desde el atrincheramiento de su celda, recreando a sus grandes personajes, moviéndonos por toda una trama embebida por la fantasía, la inventiva, la historia empapada por la ilusión de un escritor que quiere dejar plasmado todo su sentimiento en ese papel que vino a ser la alegría de sus días.

Dejando aflorar mi recuerdo, pero con la pronta firmeza de algún que otro olvido de algunos escritores que han plantado sus ideas en papel que le llegó a sus manos, ya sea por uno de sus familiares, por el carcelero, por un compañero de recinto. Recuerdo a Francois Villon, Marco Polo, a nuestro Miguel de Cervantes.

Antonio Gramsci, que en prisión escribió 30 libretas de historia y análisis conocido hoy día como Los cuadernos de la cárcel, 2,848 páginas de pura reflexión. Uno de los más populares de André Chénier quien suministro el argumento a una opera de Giordano de ese mismo titulo, quien escribió Yambos en la cárcel de Saint-Lazare antes de ser guillotinado.

Como no hablar a Emile Zola, quien en 1898 se implicó en el caso Dreyfus, donde mas luego publica en el diario L´Aurore su famoso Yo acuso (Carta al Presidente de la Republica), un proceso que lo llevo a la cárcel por un año y una multa de 7,500 francos por difamación.



Para 1895, en la cima de su carrera, Oscar Wilde, se convirtió en la figura central de un proceso judicial, que escandalizo a la clase media de la Inglaterra victoriana. Oscar Wilde había mantenido una intima amistad con Lord Alfred Douglas lo cual produjo la detención y condena a trabajos forzados por dos años, acusado de corrupción de menores. Su estadía en prisión fue material para componer: Balada de la cárcel de Reading, poema donde el describe el ahorcamiento de un compañero, el cual sirve de excusa para describir íntimos sentimientos sobre el mundo carcelario. Y De profundis. En sus días de reo escribió: “Para quien está en la cárcel, las lagrimas son parte de la diaria experiencia: un día de cárcel sin llanto es un día en que se tiene el corazón duro, no un día de felicidad”

Otro mas que saboreo el trago amargo de la cárcel fue Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, el cual fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios en 1849, pero siendo indultado horas antes para su ejecución. Estuvo cuatro años en un presidio de Siberia, experiencia que dejo plasmada en Recuerdo de la casa de los muertos.


El poeta francés Paul Verlaine, considerado un poeta maldito, amó de tal manera a su esposa Matilde Mauté, a la que dedicó La Buena Canción, que se vio en el mismo espejo de Oscar Wilde, cuando Arthur Rimbaud aparece en su vida y la cambia en su totalidad. Paul Verlaine deja a su mujer y decide encaminarse con joven poeta Rimbaud a Londres y Bélgica, donde mas tarde en 1873 se produce un episodio trágico entre ambos poetas, pues Verlaine hiere de un tiro a Rimbaud y es condenado a dos años de prisión, los cuales cumple en Brusela y en Mons. En la cárcel de Mons fue donde se escribieron sus Romanzas sin palabras. Fue durante estos dos años que elabora la base de su libro que no verá nunca a la luz: Carcelariamente. En prisión abraza el cristianismo y es probablemente donde surge el abandono de Carcelariamente y la idea de recopilar Sabiduría, que formará parte, con Antaño y hogaño (1884) y Paralelamente (1888). En la cárcel experimentó los dardos de la somnolencia y la apatía, y la desesperación de saber que su esposa había conseguido la separación.

Sin duda uno de los escritores que mas experimentó la confinación a estar encerrado entre paredes fue el Marques de Sades. Este marques escenificó una vida libertina, consagrándose un abusador de prostitutas jóvenes y empleados de ambos sexos en su castillo de Lacaste, en muchas ocasiones con la ayuda de su esposa. Autor de varias novelas que promueven los relatos pornográficos con la exposición de un sistema filosófico materialista y ateo. Durante los 29 años de su vida que paso en prisión es que viene la mayor parte de sus escritos. El 2 de julio de 1789, desde su celda grito a la gente que se encontraba fuera que iban a degollar a los prisioneros, provocando de tal forma disturbios e incitando a la Revolución, lo cual produjo su traslado al manicomio de Charenton, para este entonces se encontraba escribiendo su obra magna Los 120 días de Sodoma, fue tan grande su desesperación que perdió sus manuscritos, pero pudo mas luego escribir la obra.

Jean Genet, novelista, dramaturgo y poeta francés. Durante su juventud fue un alumno aventajado, con altas calificaciones, pero esta época se vio viciada de intentos de fugas y hurtos menores. Pasó su adolescencia en prisiones juveniles, a partir de entonces comenzó a escribir sobre su vida de presidiario. Para 1946 siendo presidiario escribió Milagro de la rosa. Se enlista como militar, para más luego ser declarado culpable de actos impúdicos, atrapado en actitud homosexual con un compañero. En sus andanzas por toda Europa siendo vagabundo y ladrón, es que escribe Diario del Ladrón. A su regreso a París en 1937, continúa sus asiduas visitas a la cárcel, ya sea por ladrón, mendicidad, por conducta impúdica o por falsificación de documentos. En una de estas estadías es que escribe el poema Le condeamné á mort 1942 y la novela Notre Dame des Fleurs. Por motivo de pasar gran parte de su vida tras las rejas es que escribe lo que seria un pleonasmo sobre el tedio de los días de cárcel lo cual lo hizo refugiarse en su vida de antaño, vagabunda, austera, miserable.

Dejare a mis queridos lectores completar la lista infinita de escritores que han sabido saborear el trago amargo de un dia de carcel, de tintar el sol bajo el oscuro habitat de cuatro paredes. Son muchos, eso lo sé, pero dejo que sean ustedes tambien protagonista del recuerdo de aquellos que han sido presos por sus escritos, tanto politicos como no politico, injustamente o justamente. Sean ustedes colaboradores del recuerdo.

Alberony Martínez







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