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Un plan B para rastrear la fosa de García Lorca

Los nuevos estudios geológicos avalan la ubicación descrita por el periodista falangista Eduardo Molina Fajardo.

Desde que hace dos años concluyeran los trabajos de excavación en busca de la fosa del poeta Federico García Lorca, el silencio parecía haberse instalado sobre la zona de forma irremediable. Los nuevos datos aportados ayer por el historiador malagueño Miguel Caballero y el arqueólogo aragonés Javier Navarro Chueca han hecho que las conjeturas vuelvan a centrar la atención en un paraje ubicado entre Víznar y Alfacar, uno de los mayores símbolos de la represión durante la Guerra Civil por la repercusión internacional que tuvo el crimen del poeta.

En algún punto del paraje del Pago del Peñón Colorado, a poca distancia del lugar excavado hace dos años, podría encontrarse la fosa en la que fueron enterrados el poeta Federico García Lorca, los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas y el maestro republicano Dióscoro Galindo. La nieta de este último aseguró ayer que va a pedir que se revise toda la nueva documentación y que se "retome la búsqueda" de la fosa en la que reposan los restos de su abuelo.

"No debería ser un trámite demasiado complejo. Se suponía que la Junta de Andalucía iba a hacer un nuevo estudio para continuar la búsqueda. A eso fue a lo que se comprometieron, a hacerlo bien, de forma estructurada, no de la manera en que se hizo", explicó García, que se siente amparada por la Ley de Memoria Histórica. "Existe una legislación al respecto y vamos a pedirle a la Administración que la cumpla. Este nuevo informe corrobora lo que ya sabíamos, que nadie aseguraba que estuviese la fosa junto a aquel olivo, que se acotó una zona demasiado pequeña sin ningún tipo de estudio ni nada", sentenció.

También Francisco Galadí, nieto de uno de los banderilleros, reiteró su intención de dar con los restos de su abuelo. "Estoy al tanto de las nuevas investigaciones", explicó, esperanzado de que puedan servir para reiniciar la búsqueda. Por su parte, la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH), duramente criticada por su gestión de la búsqueda en el informe elaborado por Caballero y Navarro, respondió ayer a través de su portavoz, Francisco Vigueras, que los trabajos "no se han cerrado" y que su intención es "estudiar la nueva documentación y solicitar a la Junta de Andalucía los permisos para poder abrir otra de las posibles ubicaciones".

De los cuatro posibles emplazamientos de la fosa, la AGRMH se decantó por una, la defendida por Ian Gibson en sus investigaciones, cuyo eje central fueron las declaraciones de Manolillo, El Comunista, un joven que aseguraba haber enterrado a Lorca con sus propias manos. Las otras tres zonas habían sido defendidas por otros historiadores como Eduardo Molina Fajardo, Claude Couffon (el primero en realizar un trabajo de campo en el lugar) y Agustín Penón.

Los datos del estudio realizado por Caballero y Navarro ubican la fosa en el mismo lugar donde lo hizo Eduardo Molina Fajardo, un periodista granadino cercano a la Falange que por su ideología tuvo la posibilidad de hablar con algunos de los protagonistas de aquellos días, entre los que se encontraba el capitán Nestares, que estuvo al mando del frente Norte y por tanto era quien daba las órdenes de todo lo que ocurría esos días entre Víznar y Alfacar. Nestares, en dos ocasiones distintas, le dibujó un mapa a Molina Fajardo en el que señalaba con una equis el lugar exacto en el que se encontraba la fosa de Lorca.

En ese lugar es en el que ahora se han encontrado indicios geológicos y antropológicos por el hundimiento del terreno y la colocación de unas piedras pesadas, que conforman un rectángulo de manera intencionada, como en muchas otras fosas de la Guerra Civil española. Según Miguel Caballero, "el estudio de Molina Fajardo no fue tenido en cuenta porque era un falangista. Precisamente por eso, porque era un falangista apasionado por Lorca, fue el único que obtuvo la información veraz".

Fernando Valverde
El País

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