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DEL INFIERNO

En el instante que recogen las páginas, una persona se pregunta si está muerta o viva, porque aunque se encuentra en posesión de todos sus sentidos, no sabe lo que es estar muerto, por lo tanto no conoce lo qué se siente ni cómo. La razón le dice que debe estar muerto, pero...¿cómo saberlo en aquel lugar oscuro, cubierto, además, de una densa niebla, donde se mueven seres -formas- y nacen voces aquí y allá? Acaso, quizá, sólo es un engaño de esa razón, o acaso es sólo un engaño del cuerpo, del sueño, del miedo, de la nada o acaso es una huida...
Puesto que nadie ha estado en el infierno y ha vuelto, ¿cómo reconocerlo? , así que bien pudiera serlo-o no-.
¿Es el infierno un sitio interior o está omnipresente, entre las grandes y menudas cosas y sitios que nos rodean, como un vapor..? No, para Manganelli no es tan obvio, como para sólo hablar de esos infiernos. Nada es único, todo es dual -todo es relativo-, la muerte y la vida, lo humano y lo inmortal, el sufrimiento y el placer, lo sabio y lo estúpido, la destrucción y la reconstrucción...
Aquellas voces , aquellos seres, lo someterán a pruebas, que le permitirán seguir recorriendo el laberinto sin fin, lleno de seres imaginarios e inimaginables. A través de ellas buscará la meta y el fin de aquel lugar -aunque él eso no lo sabe-, conociendo lo que está y no está, lo que encontrará y lo que no encontrará; y en el mismo recorrido, se conocerá a sí mismo-en una suerte de sucesión de metamorfosis mentales-. Dichas pruebas se suceden una tras otras, con una lógica aplastante en sí mismas y en la propia ficción del libro; así desde la visión de los sueños, donde es poseído por una muñeca “intrínseca” que le come las entrañas, pasará por las pruebas de iniciación ( una brutal partida de dados,) perseguirá sombras, será defecado, se convertirá en limo y en animal, será ciudad-que se convertirá, de nuevo, en él mismo otra vez-, será poseído y comido de nuevo por un murciélago/muñeca, encontrará dioses falsos, pasará por torturas que destruyen y construyen a la vez, y...

Manganelli crea un libro desbordante de imágenes y de ideas, donde bajo la sensación de estar leyendo una especie de “teología del infierno”, se esconde un macabro humor negro, entre pícaro e irónico, que despunta en cada una de las páginas del libro. Como un cuento de niños siniestro y malicioso, donde las comparaciones, casi acertijos, oscurecen y aclaran a la vez. Pero donde, sobre todo, el ritmo, la sensación -casi el olor- de la poesía lo impregna todo: podría decir que “del infierno” es un poema en prosa y no mentiría, pero si dijera que no lo es, tampoco lo haría; nada es como parece en este libro, cada lector leerá lo que necesita, lo que le incumbe.

Engañaría si se quedara en eso sólo esta descripción de las sensaciones que me causo este libro, puesto que “Del infierno” es una ficción surrealista, donde las orejas hablan, el cuerpo humano será comido y será un pedazo de piel hueca, donde aparecerán ciudades en las piernas, y muñecas devoradoras, hay fetos de semidioses y dioses falsos entre prostitutas, ladrones, sádicos, murciélagos torturadores, universitarios delatores, y ratones policías y... La prosa de Manganelli ata el libro de tal manera que crea un mundo donde la realidad se relativiza, cambia de partido y las maldades estás salidas y creadas por la lógica mas aplastante -existen por que deben existir-; donde la mierda purifica el alma, dónde nada es lo que parece, y todo lo que no parece, es.

Pudiera haber buscado, y descrito, en este libro todas las influencias que dicen existir en la prosa de Manganelli. O haber recuperado trozos de memoria, de textos o de manuales que pueblan las bibliotecas; pudiera haber dicho que en este libro aparecía , a su manera, el infierno de Dante, o Leopardi (como pone en la contraportada del libro) o que aparece esta o aquella tradición literaria italiana... nada más fácil.¿Pero... para qué? ¿Para qué quiero coleccionar influencias? ¿Para qué sirve decir que Manganelli tiene influencias de la novela barroca? Un libro es único, para nada sirve contar que quizá aquella idea la dijo primero.., o a lo mejor.., o si miras bien esto es de..., o está claro que... Un lector y un escritor se comunican directamente, su comunicación nace y muere en cada párrafo que se lee, de tal manera que un escritor no puede, (sólo si fuera un colector de enciclopedias) escribir en referencia a obras pasadas,;de la misma manera que un lector no puede leer buscando explicaciones fuera de ese libro, de esa ficción. ¿Quién quiere recopilar referencias, sumar y sumar datos cruzados ? Es más...¿para que serviría? ¿Para el ego propio? ¿Qué ayudaría para interpretar el libro-como pieza única que debe ser-? Es más, si ayudara a interpretarlo, si eso necesitara, mal iría el autor... ¿Leeríamos un libro de ficción o un manual de influencias? Cansado o inútil trabajo..

Así que “Del infierno”, límpia de polvo y de paja- de posibles cromos y de anotaciones al margen-, es una obra entre malvada y buscadora, entre cruel e inocente, entre poética y prosaica, donde Manganelli expone su mundo interior, lleno de fantasmas e inquisidora del alma humana, de sus defectos y contradicciones, de sus miedos y sus risas. Nada parecido leerás en tiempo . Si no lees este libro no habrá otra nueva forma de leer e interpretar “Del infierno” en el mundo.
Wineruda

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