Ir al contenido principal

La poesía invoca a Lorca como clásico inimitable 75 años después de su muerte

Madrid, 16 ago (EFE).- "Lo sabe todo el mundo, es decir, en esta ocasión el mundo entero: Federico García Lorca fue una criatura extraordinaria". Así describe Jorge Guillén al poeta de Granada, de cuya muerte mañana se cumplen 75 años, una fecha que, más allá de polémicas, sirve para volver a la grandeza e influencia de su obra.

Poetas consagrados y de todas las generaciones coinciden en la magnitud del poeta, al que algunos consideran no como "un escritor contemporáneo sino como un poeta descolgado del tiempo, un clásico", como dice a Efe el poeta granadino Luis Muñoz.

Y todos ellos, desde Francisco Brines, Antonio Colinas, Javier Lostalé, Ignacio Elguero, Luis Muñoz y hasta los más jóvenes, Carlos Pardo o Elena Medel han resaltado a Efe su obra extraordinaria y experimental, y su influencia, para algunos como un "padecimiento", no como "un don", porque es un poeta de "voz única e inimitable", como dice Colinas.

Para Brines (Oliva, Valencia, 1932) superviviente de la llamada generación española de los 50, junto con Rafael Caballero Bonald, la obra de Lorca que más le ha conmocionado es el "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías". "Es la mejor elegía en castellano, junto con la de Jorge Manrique. Hablar de esta elegía es hablar de un poeta extraordinario como fue Lorca", apunta Brines.

"Hay poetas cuya capacidad expresiva es tan grande, que su influencia es peligrosa, porque tiñen las aguas de su color. Hay otros grandísimos, como Juan Ramón o Machado, que son mejores como influencia, pero en el caso de Lorca, como domina tanto su expresión singularísima, es peligroso como maestro, cosa que también ocurre con Góngora", añade.

Esta misma idea la comparte el poeta Colinas (León, 1946). "Lorca nos marcó a todos, y su muerte fue un hecho de lo más terrible. Tiene un lenguaje muy libre y muy rico. Yo destacaría, al margen de sus grandes libros, sus primeros trabajos, ese Lorca neopopular de 'Romancero gitano' o el de 'Diván de Tamarit'".

El poeta y periodista Javier Lostalé (Madrid, 1942) reconoce que Lorca le ha producido "el deslumbramiento de lo genial". "Me ha dado a entender que la poesía puede tocar el lugar máximo, y hay momentos de esa genialidad que no he encontrado en otro poeta".

"Y aunque es destacadísimo 'Poeta en Nueva York', por ser vanguardia, yo me quedo con 'Romancero Gitano' y 'Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías', uno de los grandes poemas del siglo XX", matiza.

Para el también poeta y periodista Ignacio Elguero (Madrid, 1964), "Poeta en Nueva York" es uno de los libros que más le marcaron en su vida, por el surrealismo y por las imágenes, que le abrieron a un universo nuevo. Pero dice que también se queda con el Lorca neopopular de su primera etapa, porque dio una visión universal de Andalucía.

La sombra de Lorca es muy alargada para Luis Muñoz (Granada, 1966), para quien el poeta, al que no ha dejado de leer nunca, es una droga. "Lo leí con diez u once años y me cambió la percepción de la realidad, me arrancó de mí mismo, y necesitaba dosis de su poesía cada vez mayores. Vivir además en Granada suponía la oportunidad de recorrer su calles y los espacios sobre los que había escrito o en los que había vivido, tratando de respirar en ellos el aire de su poesía", explica.

Muñoz recomienda "Romancero gitano", por ser una de las obras más perfectas de la poesía española, y dice que Lorca cierra un modo de escribir poesía y que satura un mundo poético propio; por eso -añade- resulta difícil seguir su estela sin que se note".

Para los más jóvenes, como Carlos Pardo (Madrid, 1975), Lorca es fundamental. "Es inimitable. Lleva al límite las imágenes y es un poeta de vanguardia que me ha influido mucho -dice-. Lo que más me gusta es su capacidad de hilar imágenes experimentales, sus poemas no son estrictamente surrealistas, porque están llenos de lógica poética, y me ha impresionado su idea de identidad. Y su leyenda me parece fundamental para los jóvenes", sostiene.

La poeta Elena Medel (Córdoba, 1985) llega aún más lejos y dice que escribe poemas porque leyó a Lorca, y sobre todo "Poeta en Nueva York".

"Su lectura me obligó a quererme preguntar más, a tener todo menos claro; las actitudes de donde nace el poema que yo reconozco en Lorca. La estupefacción, y de ahí la necesidad de la escritura, las imágenes torrenciales nacidas de esa urgencia de la poesía... su originalidad, su capacidad para inventar un lenguaje nuevo, un código distinto de comunicación, como ocurre también con Luis de Góngora", dice.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter