Ir al contenido principal

Julia Navarro regresa con una novela familiar que parte de la Rusia del XIX


Madrid, 11 jul (EFE).- "Dispara, yo ya estoy muerto" es el título de la quinta novela de Julia Navarro, que se traslada en esta ocasión a la Rusia zarista del siglo XIX para contar la historia de una familia, un libro que se publicará a comienzos de septiembre, según ha anunciado hoy la editorial Random House Mondadori.
La novela, que llega dos años y medio después de "Dime quién soy", será publicada a la vez en papel y en formato digital por Plaza &Janés y Rosa dels Vents y tendrá una edición en español para Estados Unidos bajo el sello Vintage, de Penguin Random House.
Asimismo, se publicará en septiembre en Círculo de Lectores y en otoño llegará a las librerías de Argentina, Chile, Uruguay, México y Colombia.
"Dispara, yo ya estoy muerto" es una historia ambiciosa que se inicia en San Petersburgo a finales del siglo XIX, donde viven los Zucker, una familia judía que es expulsada y que se traslada a Jerusalén.
Será el principio de un periplo que les llevará a Varsovia, París, Madrid o Toledo y que se extiende hasta 1948.
Es, sobre todo, "una novela de personajes, prisioneros de las circunstancias y del tiempo histórico que les ha tocado vivir. Víctimas, en muchas ocasiones, de las decisiones tomadas por otros", señala la nota de la editorial.
Y la autora (Madrid, 1953) afirma: "Algunos personajes forman parte ya de mi historia personal, viven conmigo y me han enseñado muchas cosas".
"Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse uno mismo es muriendo o matando..." es la frase de inicio de una novela que espera conseguir el mismo éxito de los trabajos anteriores de Navarro.
El debut en la literatura de esta periodista se produjo con "La hermandad de la Sabana Santa", a la que siguieron "La Biblia de barro", "La sangre de los inocentes" y "Dime quién soy", que superó el millón de ejemplares en todo el mundo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss