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Juan José Becerra cree que los lectores no son personas normales

Barcelona, 20 may (EFE).- Conocido en Argentina por sus artículos en el diario deportivo Olé y por sus colaboraciones en la edición latinoamericana de "Les Inrockuptibles", Juan José Becerra llega ahora a España con "La interpretación de un libro" (Candaya), donde defiende que los "lectores no son personas normales".

En una entrevista con Efe, el autor sudamericano considera que ha construido "una comedia del sentido de la lectura", protagonizada por un escritor solitario, aficionado a recorrer Buenos Aires en metro, llamado Mariano Mastandrea, que un día establece relación con una lectora suya, Camila Pereyra, que los empleados del Jardín Botánico de la ciudad bonaerense han bautizado como "la loca de los libros".
Becerra, hincha reconocido de Boca, reflexiona sobre lo que significa la experiencia lectora y la relación que establecen lectores y escritores, lectura y escritura.

A su juicio, "la lectura es una experiencia de profundidad, contraria al consumo". "Desde siempre tendemos a pensar que la relación entre escritura y lectura es armónica, pero creo que hay zonas como de violencia y que la soberanía de la lectura tiene un poder que trasciende a cualquier control del escritor", arguye.

"Los lectores -prosigue- no son personas normales, porque leer es la ruptura de los espacios comunes. Uno lee para replegarse, incluso para ensombrecerse, para cortar relaciones con el mundo, porque se trata de una experiencia solitaria".

Becerra mantiene, asimismo, que uno siempre "lee con el cuerpo, al que somete a horas de soledad y placer íntimo con esta acción", una meditación que está en el principio de la novela.

Otras presencias constantes en la obra -además de la inquietante relación que mantienen Mariano Mastandrea y Camila Pereyra- son la imagen icónica de Marilyn Monroe y unos cuadros de Edward Hopper con mujeres leyendo, que califica de "paisajes de melancolía".

En su opinión, en los cuadros del estadounidense "el presente siempre es como un momento anacrónico, es como incidental, y las mujeres depresivas que aparecen en ellos, cuando leen, es como que se compensan emocionalmente".

Ahondando en cuestiones de género, subraya, aún sabiendo que nunca es bueno generalizar, que "solo leen las mujeres, quizá porque hay un amor de la mujer por la lectura más visible que en el hombre". "Por un Quijano hay mil Madame Bovary", apostilla.

A punto de terminar una nueva novela y pensando ya en el argumento de otra, Becerra no rehuye las preguntas sobre la escritura y afirma que cuando escribe literatura es siempre "enemigo del oficio, porque hay como unos estándares de rendimiento o de riesgo" que no le gustan.

"Prefiero actuar como el electricista desprevenido, porque igual que en la lectura, con la escritura nunca te puedes permitir el aburrimiento", dice.

Por otra parte, reconoce que el tiempo es otra de las constantes de su obra y rememora que en su novela más larga, "El espectáculo del tiempo", hay una descripción de la historia de universo, desde el Big Bang al Big Crash, una inmensidad "en la que aparece el tiempo biográfico, que es una partícula insignificante sobre la que se puede hacer literatura".

Nacido en Junín, cerca de Buenos Aires, en 1965, Becerra ha sido profesor de cine, pero actualmente se dedica al periodismo, con colaboraciones con varios medios como "Clarín", y a la literatura.
Es autor de los ensayos "Grasa", "La Vaca. Viaje a la pampa carnívora" y "Patriotas", y de varias novelas como "Santo", "Atlántida" y "Miles de años", una trilogía en la que trata sobre el duelo amoroso. Irene Dalmases

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