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Esto no es un diario

Parafreaseando el famoso Ceci n'est pas une pipe de René Magritte, Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, comparte con nosotros unos escritos muy personales. Esta obra nos permite comprobar que Bauman responde a la idea más noble de lo que entendemos por intelectual: una persona en la que la teoría y la práctica están íntimamente unidas y para quien la vida y la reflexión sobre la misma son una misma cosa.

Esto no es un diario refleja las reflexiones de Bauman desde septiembre de 2010 a marzo de 2011. Entre los temas sobre los que trata encontramos la situación política, el mundo virtual, el aniversario del 11-S, el consumismo, la inmigración, la crisis, los indignados, la cultura o las redes sociales.

"Soy incapaz de pensar sin escribir... Supongo que, antes que escritor, soy lector: hay toda una serie de retazos, fragmentos, partes y pedazos de ideas que pugnan por nacer, cuyos fantasmagóricos (aterradores, incluso) espectros se arremolinan, se amontonan, se condensan y se disipan una y otra vez, y que solo al ser captados y atrapados por nuestros ojos, podemos inmovilizar, fijar y acotar dentro de unos contornos. Y deben escribirse uno detrás de otro para que la idea -redondeada hasta encajar dentro de unos mínimos tolerables- nazca por fin, o para que, en caso contrario, sea abortada o -si ha llegado ya muerta a este mundo- enterrada para siempre."

Zygmunt Bauman

PRIMERAS PÁGINAS

Viernes, 3 de septiembre de 2010

Del sentido y el sin sentido de escribir un diario

Lo confieso: estoy empezando a escribir (son las cinco de la mañana), no tengo ni la menor idea de qué seguirá, si es que sigue algo, ni de por cuánto tiempo seguirá, ni de hasta cuándo necesitaré, desearé y sentiré el impulso de seguir. Y ni la intención ni, menos aún, la finalidad están en absoluto claras. Difícilmente podría dar una respuesta a la pregunta de «¿para qué?». En el momento en que me senté ante el ordenador, no había ningún tema nuevo y candente que rumiar y digerir; ningún libro que escribir ni ningún material antiguo que revisar, reciclar o actualizar; ningún entrevistador o entrevistadora cuya curiosidad hubiera que saciar; ninguna conferencia que tuviera que perfilar por escrito antes de ser pronunciada; ninguna petición, ningún encargo y ningún plazo límite de entrega... En definitiva, no había ni siquiera un lienzo recién montado que hubiera que llenar de contenido, ni un bulto de materia amorfa que moldear y al que dar forma.

Boomeran

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