Ir al contenido principal

Visiones del alma cubana en 'La isla errante', cuentos traducidos al francés

'La isla errante', una antología de cuentos cubanos de amor, destierro, humor y muerte, de autores que viven tanto en la isla como en el exilio, acaba de ser publicada en Francia y aparecerá próximamente en España, gracias a una iniciativa de la "cubanóloga" Liliane Hasson.

"En literatura, la política es un tema, no es el Tema, ni siquiera en el caso de Cuba con todo su mito y su exaltación nacionalista, su porvenir incierto", dice la narradora del cuento 'Alguna enfermedad muy grave', de Ena Lucía Portela, una de la cuatro mujeres que figuran entre los 24 autores de este libro, lanzado por la parisiense editorial Orizons.

"Mi criterio no ha sido político, de ninguna forma, sino literario. He leído miles de páginas, muchas de ellas inéditas, para escoger estos 24 cuentos", recalca Liliane Hasson, autora, entre otros ensayos dedicados a la literatura cubana, de la biografía de Reinaldo Arenas, 'Un cubano libre'.

"Entre los autores hay disidentes, de diferentes tendencias, ex presos políticos y otros allegados al régimen, en tanto que miembros de instituciones culturales oficialistas", explica Liliane Hasson, quien visitó Cuba por primera vez en 1968, apasionada por la obra de Cirilo Villaverde, Lydia Cabrera, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Virgilio Piñera, entre otros.

"La idea de hacer esta antología es del poeta cubano Armando Valdés-Zamora, quien vive en París desde hace unos quince años. A él le debemos también el título, 'La isla errante'", agrega la traductora.

En su epílogo de la antología, Valdés-Zamora recuerda la novela póstuma de Reinaldo Arenas, 'El color del verano', en la que imagina que Cuba es arrancada de su plataforma por sus habitantes "al final de un carnaval delirante para celebrar supuestamente cuarenta años de castrismo". "Estamos condenados, sugiere Arenas, a errar sin fin con la isla y sus imágenes, hasta la noche de los tiempos", añade el poeta.

La antología está dedicada al escritor Carlos Victoria, nacido en Camagüey y fallecido en Miami a los 57 años, quien fue detenido en 1978 "por escritos subversivos y literatura contrarrevolucionaria". De esos años datan los Bosquejos traducidos.

También figura un cuento de Antonio Benítez Rojo, el célebre autor de 'La isla que se repite', muerto en su exilio de Massachusetts en 2005 a los 75 años.

"A ellos los conocí personalmente. Carlos Victoria era como un hermano para mí. También conozco a escritores como el talentoso Abilio Estévez, residente en Barcelona. A Antonio José Ponte, a Luis Manuel García Méndez y a Rodolfo Martínez Sotomayor; entre los que viven en Cuba a Leonardo Padura, Ena Lucía Portela y Daniel Díaz Mantilla", dice Liliane Hasson.

La persecución política y la represión se reflejan en el tema de algunos cuentos. Es el caso de 'La luna, un muerto y un pedazo de pan', de Ángel Santiesteban; 'Celda 23', de Amir Valle; 'La victoria del holandés errante', de Jorge Ángel Pérez; y 'Un mundo allá afuera', de Raúl Flores Iriarte.

Otros temas son el alcoholismo y la locura, como en 'Tiempo de allegar y tiempo de esparcir' y los problemas de la llamada "justicia revolucionaria", en 'De este lado del muro', de Antonio José Ponte.

El humor está siempre presente en estos cuentos, pese a la desesperación ante el estancamiento social y político, sobre todo en el relato 'La colina', de Kenia Leyva Hidalgo, en el que una pareja de amantes exhibicionistas descubre que el hombre que supuestamente los espiaba y se carcajeaba cuando hacían el amor en extrañas posiciones era un ciego.

"Isla a la deriva", "Un lugar sin futuro, sin poesía, sin nada", "Todas estas prohibiciones absurdas", "Dulce Habana te aseguro que aún no estoy desesperado, no estoy desesperado, no estoy desesperado" (Orlando Luis Pardo Lazo), son algunas de las expresiones de los personajes de estos cuentos que expresan el alma cubana de hoy.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter