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Las señoritas de escasos medios

Ambientada en las ruinas de Londres durante la difícil primavera y el verano indigente de 1945, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, Las señoritas de escasos medios (1963).
Considerada una de las mejores novelas de Muriel Spark, se ocupa del mundo deliciosamente despreocupado de unas chicas que viven en un club residencial para mujeres solteras, y que van pasando por varios estados de ligue. En un contexto cerrado, que proporciona el cristal a través del cual contemplar el panorama histórico de un austero Londres que resurge de sus cenizas, seductora y de una comicidad deslenguada, Las señoritas de escasos medios es una divertidísima novela de costumbres y un despiadado análisis de afectos y filiaciones, que pertenece a la gran tradición de la novela inglesa de posguerra, de la que es un referente ineludible.


PRIMER CAPÍTULO
1
Hace tiempo, en 1945, toda la buena gente era pobre, salvo contadas excepciones. Las calles de las ciudades eran una sucesión de edificios en mal estado o sin arreglo posible, zonas bombardeadas llenas de escombros, casas como enormes dientes con las caries agujereadas por el torno de un dentista que hubiera dejado la cavidad abierta. Varios de los edificios reventados por las bombas parecían castillos en ruinas hasta que, vistos de cerca, resultaban tener habitaciones normales, unas encima de las otras, con las paredes empapeladas, expuestas como en un escenario de teatro, con una pared suprimida; en algunos casos una cadena de retrete colgaba perdida en el aire desde el techo de un cuarto o quinto piso; casi todas las escaleras habían sobrevivido, como objetos de una nueva forma de arte, subiendo hacia un destino impreciso que obligaba a forzar la imaginación. Toda la buena gente era pobre; o, en todo caso, eso parecía, pues los mejores de entre los ricos eran pobres de espíritu.

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