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Criticar ficción

Criticar ficción no es un libro para críticos literarios, sino para lectores preocupados por los mecanismos de la ficción y sus alrededores, dispuestos a conocer la visión de Edith Wharton tanto sobre la crítica como sobre la ficción, en sus sentidos más amplios. Un volumen en el que la gran escritora analiza las tendencias y los valores de la literatura, repasa la relación de la crítica con las obras o el concepto de "gran novela americana", rinde tributo a sus autores de cabecera, reflexionando, además, de manera espléndida sobre su propia obra.

Wharton, además de una novelista absolutamente actual, cuyos libros se reeditan continuamente, fue durante toda su carrera una activa divulgadora de la lectura y la escritura, de la gran literatura en todas sus formas. En sus ensayos y artículos Wharton se ocupó de la obra de contemporáneos como Henry James y de clásicos como Proust o Eliot, trazó perfiles biográficos de sus autores predilectos, reseñó los títulos que consideraba necesarios, analizó los vicios y virtudes de la crítica de libros y tendió puentes, en definitiva, entre la creación literaria y su recepción, es decir, unió en una misma la mirada del autor y la del lector. 

"Será tarea del crítico, así como su particular honor, detenerse sobre todo en la naturaleza del excelso don de esos escritores, esa facultad divina y capaz de evocar la vida que, independientemente del método al que recurra para expresarse, es la base del arte del novelista y el resultado no sólo de esa norma o teoría, sino de la intensa y paciente ponderación de la profundidad de la propia vida", Edith Wharton.


LITERATURA Y CRÍTICA
En cuestión de crítica literaria las modas cambian con la misma rapidez que en el vestir. No hace muchos años los críticos estaban dispuestos a considerar grande cualquier novela que fuese deprimente: ahora insisten en que ninguna novela que sea deprimente puede ser grande.
Este último punto de vista es acertado en un sentido: para el lector refl exivo ninguna obra literaria de calidad puede ser deprimente. Pero no es esto lo que el crítico quiere que se entienda. Hace unos cuantos años, un escritor resumió en
una conocida revista literaria la popular teoría del arte de la fi cción, aunque de manera un tanto naif: «La verdad en cuanto a la literatura de fi cción, en este preciso momento, es que debe ser animada para ser buena... Aunque la literatura
pueda proporcionar muchas otras cosas, si no ofrece sustento, luz, y comodidad para las horas de ocio del lector de mediana edad, ha fracasado en su misión elemental». Si condensamos «sustento, luz, y comodidad» en la palabra «felicidad» encontraremos la fórmula del crítico medio, inglés y estadounidense: «La ficción, para ser buena, debe hacer feliz al lector».

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