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Las burbujas de los libros viejos

Ejemplares únicos de primeras ediciones de autores clásicos alcanzan récords de precios en las subastas.

Es una edición vieja y gastada, en rústica, del Ulises de James Joyce. Un ejemplar algo destartalado y sobado de una obra que, aunque cambió el rumbo de la literatura, muchos confiesan no haber podido terminar, por farragosa, y muchos otros mienten al decir que han leído.

Pero el mes pasado salió a subasta en Sotheby's, con un precio estimado en medio millón de dólares (poco menos de 363.000 euros). No era para menos: se trataba de una primera edición, de 1922, con el número 24 de los 100 ejemplares que la formaban. Además, y esto no es cuestión baladí, estaba firmada por el propio Joyce e incluía una nota manuscrita de la editora del libro, Sylvia Beach, propietaria de la famosa librería Shakespeare and Company de Paris, dirigida al coleccionista y bibliófilo Tudor Wilkinson. Pero aún hay más: la editora incluía una hoja del original mecanografiado del autor con correcciones hechas a mano. Nunca una edición en rústica había alcanzado tales precios.

Sin embargo, según se ve en la página de la casa de subastas, la pieza no se vendió. No obstante, en la misma subasta, por una edición de Comedias, historias y tragedias de William Shakespeare de 1664 se pagaron 542.000 dólares (unos 393.000 euros). Los Cuentos de Edgar Allan Poe, editados en Nueva York en 1845 por Wiley y Putnam, alcanzaron los 314.000 dólares (228.000 euros). También se quedó sin comprador otra edición de Shakespeare, de 1623, cuyo precio estimado era de 700.000 dólares (algo menos de 510.000 euros). ¿Qué es lo que hace a los libros alcanzar estos precios astronómicos?

Como casi todo, tiene que ver con la oferta y la demanda. Al haber poco ejemplares de estos libros (o ser ejemplares únicos) y muchos compradores persiguiéndolos, suben de precio. "Las primeras ediciones suelen constar de pocos ejemplares, editados en vida del autor y de los que muchas veces se vendieron pocos, es decir, que hay pocos en circulación. Todo bibliófilo querría poseer una primera edición de Shakespeare o de Cervantes. El libro es un soporte físico de información pero también un oscuro objeto de deseo", explica Pepe Grau, librero especializado en libro antiguo responsable de www.bibliofilia.com.

Pero, ¿qué es lo que hace deseados estos libros? "Tiene mucha importancia el ejemplar: tratándose de un libro antiguo, descatalogado, no puede tener el mismo precio un ejemplar que está en perfecto estado, incluso sin abrir, que un ejemplar manoseado, sucio o roto. Dos Ulises de las misma edición no tienen porque valer lo mismo", dice el tasador de libros Felipe Martínez, "aparte de la obra en sí hay valores añadidos: uno de ellos es la dedicatoria del autor y mucho más si está dedicado a otra persona destacada, también los ex libris, o los grabados originales intercalados".

También influyen ciertas modas bibliófilas: "El libro antiguo también está sometido a modas: libros del XVII con grabados, del XVIII de viajes... Ahora la moda es la literatura contemporánea", dice Pepe Grau. "Otro ejemplo: la mafia rusa está comprando muchas primeras ediciones del James Bond, el agente 007, de Ian Fleming. Son libros de kiosko, en papel malo, pero debido a este interés de la mafia, se han revalorizado". Los libros antiguos, pues, también sufren sus burbujas.

"En España no encontrarás casos tan espectaculares como en el mundo anglosajón", dice Marta Pizjuán, de la casa de subastas Soller y Llach. "Aunque contamos con Latinoamérica, tampoco hay mucha demanda de libros antiguos desde allí. Hay un fenómeno curioso, eso sí: mucha gente, ante la crisis, está vendiendo los facsímiles que se compraron como inversión. Hay gente interesada y está alcanzando precios de entre 2.000 y 6.000 euros". "En el mundo anglosajón es mucho más grande que el nuestro", añade Pepe Grau, "para una primera edición de Joyce o Poe aquí en España solo se interesarían unos 50 o 100 bibliófilos. Allí pueden llegar a 3.000 o 4.000".

Como ven, no solo los libros entran en este juego de subastas. "También aparecen objetos relacionados con escritores o personajes famosos. Fotos y cartas son lo más abundante, buscando el autógrafo. Pero también objetos personales, como gafas o estilográficas. Incluso he visto subastar la mesa de despacho del escritor. Y en España se subastó un piano de García Lorca. En el mundo anglosajón son muy aficionados a las subastas de memorabilia, objetos de papel de todo tipo. En España no se valora mucho, ni siquiera el autógrafo", explica José María Gómez de la web sobre libro antiguo www.bibliographos.net.

Estos son algunos de los libros más caros, además de algunos objetos de ciertos autores, según una lista elaborada por el tasador Felipe Martínez:

- Los Philosophiae naturalis principia mathematica (Londres, 1680) de Isaac Newton, más conocidos como los Principia, donde describió la ley de gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica se valoran en 300.000-400.000 ¤.

- La Biblia de Johann Gutenberg, o "de 42 líneas" (entre 1450 y 1456, el primer incunable). Fue el primer libro que se imprimió en la imprenta de tipos fundidos. Concebida en principio para que se asemejara a un manuscrito, no llevaba números de página ni páginas de títulos u otros rasgos característicos de los libros modernos. A pesar de que la combinación de fabricación de papel y tipos fundidos permitió realizar grandes tiradas, sólo han sobrevivido 47 ejemplares de esta obra. En torno a los 6.500.000 ¤.

- El Quijote, de Miguel de Cervantes, en una primera edición completa y en estado aceptable, de 1605, podría alcanzar los 1.500.000-2.000.0000 ¤.

- Una primera edición normal del Ulises de James Joyce (1922), en buen estado pero sin dedicatoria ni otros valores añadidos, podría alcanzar unos 15-20.000 ¤. La reseñada al comienzo de este reportaje estaba valorada en unos 500.000 dólares, debido a la firma, etc.

- Una nota manuscrita de J. D. Salinger a su empleada del hogar se subastó recientemente por 36.500 ¤.

- Diez dibujos de Federico García Lorca han sido comprados recientemente por el Ministerio de Cultura por 100.000 ¤.

Algunas de estas cantidades pueden parecer desorbitadas. ¿Quién está dispuesto a pagar por estos libros? "El bibliófilo es, generalmente, una persona con estudios, que ha desarrollado su vida al lado de los libros. Su tendencia coleccionista la avivan hallazgos valiosos de obras, con los que quiere continuar. Pero es una labor que nunca termina pues siempre parece incompleta. Hay bibliófilos en todos los estamentos sociales. Desde el currante humilde que va acumulando libros en su piso hasta el académico o ministro que puede gastar en un local para almacenarlos. También hay bibliófilos selectivos que buscan sólo un tema o sólo compran libros muy antiguos. Pero, en cualquier caso, siempre se excede en la cantidad", explica José María Gómez.

Existen muchas leyendas acerca del romanticismo obsesivo del bibliófilo, que llena habitaciones y casas enteras de libros, y que acaba aplastado por ellos. "El bibliófilo almacena las obras si tiene almacén. No los lee, es imposible, los hojea el día de la compra, pues enseguida hay que atender otras compras. Esto no quiere decir que no disfrute ordenándolos y enseñándolos. Pero esto es una cuestión de tiempo y economía. Desgraciadamente hay muchos bibliófilos con libros en cajas de cartón apiladas en un desván de la casa del pueblo". Los libros también son peligrosos. Tengan cuidado: se pueden convertir en un mal vicio.


El País

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