Ir al contenido principal

Elogio del odio

Son las ocho de la tarde de un jueves cualquiera en Alepo a principios de los años ochenta, y por las callejuelas de la ciudad desfilan cuatro mujeres que proceden de la misma casa, totalmente cubiertas por un velo negro y guiadas por un hombre ciego. Al mirarlas mientras andan como sonámbulas hacia los baños públicos, nadie diría que detrás de estas máscaras oscuras hay cuerpos con recuerdos y anhelos distintos, pero así es: Maryam, la mayor, anega en rezos el recuerdo de un amor que no fue; Marwa colecciona mariposas muertas y siente aún el olor del hombre que la enloqueció de deseo, y Safa piensa en las camisolas ligeras que vestía antes de marcharse a Afganistán con su esposo y compartir con él una chabola de barro.
 
Cierra la fila una joven que se alimenta de odio para definirse frente a los demás y aceptar que tanta renuncia al placer tiene un sentido. Es ella quien pone voz a esta historia, para recordar sus días de estudiante y activista en una lucha sin reglas claras mientras los escuadrones de la muerte arrasaban las calles, sus años en la cárcel añorando el perfume de las especias y peleando por llevarse a la boca una manzana podrida, y finalmente el exilio en Inglaterra, un país sin color y sin sabor.
 
En las palabras de esta mujer caben el pasado y el presente de Siria, una tierra que Khaled Khalifa ama y describe con auténtico talento.
 
 
 
PRIMERAS PÁGINAS
 
 
El olor del viejo armario me convirtió en una mujer un tanto maniática, obsesionada con cerrar las puertas, con hurgar en los cajones en busca de antiguas fotos que un día había guardado en ellos con esmero. La de mi madre sacudiendo el único limonero que había en el patio de casa y yo de pie a su lado con los ojos brillantes. La de mi padre con su uniforme militar, bien afeitado y con la mirada viva. La de mi hermano Hussam, sonriente con su uniforme de colegial, llevando en brazos a nuestro hermanito Humam, envuelto en sus mantillas azules. Otra foto mía, vestida de negro de pies a cabeza, con el rostro redondo enmarcado por el velo negro y el cuerpo completamente ausente. En segundo plano, una imagen desvaída que el fotógrafo había colgado en la pared del estudio al que me había llevado mi padre y que representaba a unos cazadores persiguiendo con sus perros a una gacela que huye. Mi padre respondía a la curiosidad del fotógrafo farfullando vaguedades. El fotógrafo me cogió de la mano y me hizo sentar en una silla de madera, me habló amablemente y me pidió que clavara la vista en su pulgar, levantado junto al objetivo de la cámara.
 
Boomerang

Comentarios

Entradas populares de este blog

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr...

Cine siglo XXI. Directores y direcciones

Además de explorar lo que en estos momentos se está produciendo en el ámbito cinematográfico en los cinco continentes, el objetivo principal de "Cine XXI. Directores y direcciones" es plantear cuáles son las obras pasadas que todavía mantienen su actualidad y ver de qué manera el pasado y el presente trazan un posible mapa del cine en el futuro. El criterio de partida ha consistido en incluir a los creadores en activo después del año 2000 (incluso cuando la mayor parte de su obra se realizara durante el siglo pasado), con la única premisa de que tuviesen detrás una obra importante, vigente o prometedora. También se ha procurado que cubrieran los diferentes formatos, contextos e impulsos en los que circulan hoy en día las imágenes en movimiento, desde las salas convencionales hasta los museos, desde el universo analógico hasta el digital... Para ello, se han tenido en cuenta los caprichos y limitaciones del medio, en busca de una nómina de directo...