Ir al contenido principal

El laberinto del mundo

Por primera vez en un único volumen en castellano, la célebre trilogía autobiográfica de Marguerite Yourcenar, compuesta por Recordatorios, Archivos del Norte y ¿Qué? La eternidad.
En este ambicioso proyecto, escrito desde 1972 hasta su muerte en 1987, Yourcenar evoca a sus abuelos, a su padre, y también su propia infancia y juventud . «Los retazos de una vida son tan complejos como la imagen de la galaxia», escribe la autora de Memorias de Adriano, «¿Cómo sería tu rostro antes de que tu padre y tu madre se encontraran?».
 
A la manera renacentista, Yourcenar se sirve del pasado para hablar del presente. La obsesión por explicarse a sí misma y explicar nuestra época ilumina las páginas de esta obra monumental que la autora dejó inconclusa, como si de su vida misma se tratara.

«Marguerite Yourcenar es una moralista que nunca da lecciones de moral. La belleza, el coraje y la modestia la conmueven y, por más atroz que sea el presente, se niega a cerrar los ojos. Recordad que la lucidez es contagiosa, y también lo es el coraje. Si leéis, querréis releer: jamás nos cansamos de Yourcenar.»

Dominique Aury


PRIMERAS PÁGINAS

EL PARTO
El ser a quien llamo yo llegó al mundo un lunes 8 de junio de 1903, hacia las 8 de la mañana, en Bruselas, y nacía de un francés perteneciente a una antigua familia del Norte y de una belga, cuyos ascendientes se habían establecido en Lieja durante unos cuantos siglos, para luego instalarse en el Hainaut. La casa donde ocurría este acontecimiento -ya que todo nacimiento lo es para el padre y la madre, así como para algunas personas que les son cercanas- se hallaba situada en el número 193 de la Avenue Louise, y ha desaparecido hará unos quince años, devorada por un edificio alto. Tras haber consignado estos hechos que no significan nada por sí mismos y que, sin embargo, y para cada uno de nosotros, llevan más lejos que nuestra propia historia e incluso que la historia a secas, me detengo, presa de vértigo ante el inextricable enmarañamiento de incidentes y circunstancias que, más o menos, nos determinan a todos. Aquella criatura del sexo femenino, ya apresada entre las coordenadas de la era cristiana y de la Europa del siglo xx, aquel pedacito de carne color de rosa que lloraba dentro de una cuna azul, me obliga a plantearme una serie de preguntas tanto más temibles cuanto que parecen banales y que un literato que conoce su oficio se guarda muy bien de formularlas. Que esa niña sea yo, no puedo dudarlo sin dudar de todo. No obstante, para vencer en parte el sentimiento de irrealidad que me produce esta identificación, me veo obligada, como lo estaría con un personaje histórico que hubiera intentado recrear, a aterrarme a unos retazos de recuerdos obtenidos de segunda o décima mano, a informaciones extraídas de fragmentos de cartas o de las hojas de algún cuadernillo que olvidaron tirar a la papelera y que nuestra avidez por saber exprime más allá de lo que pueden dar; o acudir a las alcaldías y notarías para compulsar unas piezas auténticas, cuya jerga administrativa y legal elimina todo contenido humano.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Los primeros exámenes confirman que Pablo Neruda padecía un cáncer avanzado

La historia oficial señala que el premio Nobel de Literatura Pablo Neruda murió a las diez y media de la noche del 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María, de Santiago de Chile, a causa de un cáncer de próstata. Sin embargo, Manuel del Carmen Araya Osorio, el chofer chileno que trabajó a su servicio durante sus últimos meses, declaró en 2011 que murió envenenado mediante una inyección letal que le aplicaron en el estómago durante su convalecencia en la clínica, 12 días después del golpe de Estado que perpetró Augusto Pinochet. Tras conocerse la declaración del chófer, el Partido Comunista de Chile presentó una querella para conocer la verdad sobre la muerte de quien tal vez fuera su militante más conocido. Finalmente, los restos del poeta fueron exhumados el lunes 8 de abril en el balneario de Isla Negra, a la orilla del Pacífico, a 100 kilómetros de Santiago de Chile. Ahora, los primeros exámenes radiológicos y de tejidos orgánicos entregados al juez Mar...

El murmullo de las abejas

Título original:  El murmullo de las abejas         Autor:  Sofía Segovia Editorial: Lumen Año de publicación:2015 Año de edición :2016 Número de página:496 Genero: Ficción, Literatura, Realismo mágico, Histórica, Novela   El libro El murmullo de las abejas, como su escritora, Sofía Segovia, me llega por recomendación del algunos lectores, pues me habían hablado de lo maravilloso del texto. Una novela con un matiz tierno que expone por medio del realismo mágico la historia familiar anclada en los ojos de un  niño   en el discurrir de los inicios de la revolución de 1910 en México, pero con la salvedad de que en si la novela no es una novela historia, sino que pone pinceladas de los hechos históricos que salpicaron a la terrateniente familia de los Morales en Linares, Monterrey y Florida.   Leer el Murmullo de las abejas es posibilitarnos a creer, que aquellos que es inconcebible en la realidad, en la novela todo ocurre como algo nor...