Enmarcada en la crisis política e ideológica de
Francia hacia la última década del siglo XX, esta obra representa un
estudio contundente y actual sobre el movimiento de paridad (parité)
como proceso social y político, y constituye una aportación insuperable
en el desarrollo de la investigación histórica e intelectual del
feminismo. Este libro es, sin embargo, más que una historia legal o
política; se trata de una evaluación de los triunfos y fracasos del
feminismo. Analiza cómo el movimiento que expuso la discriminación en la
política e impulsó a las mujeres para aspirar a cargos públicos,
desafió la premisa de que la mujer, como un sector de la sociedad
excluido de la historia y de la "idea de Francia", era incapaz de
representar a una nación.
Parité!
muestra cómo la lucha por una representación política equitativa cambió
la historia del feminismo y, con ello, la de la misma Francia.
AGRADECIMIENTOS
Es
raro que una historiadora dedicada principalmente al siglo XIX llegue a
conocer a las personas sobre las que escribe, más allá de las huellas
que dejaron tras de sí. Por esa razón, este estudio sobre el movimiento
de la paridad (parité) en Francia en la última década del siglo XX ha
representado nuevos retos para mí. El primero fue dar sentido a un
movimiento político en proceso y seguirle el rastro conforme enfrentaba
nuevos desarrollos, forjaba nuevas estrategias, producía cantidades aún
mayores de documentación y ofrecía valoraciones cambiantes de lo que
había conseguido y lo que no, en otras palabras, cómo mantener la
distancia histórica cuando los años no la marcan automáticamente. El
segundo fue conservar la integridad de mis interpretaciones y
equilibrarlas respecto de un profundo sentido de responsabilidad ante
quienes me prestaron sus archivos y me dedicaron tiempo, y que no
necesariamente coincidían (o podrían no coincidir) con mi interpretación
de sus actos y sus palabras, es decir, cómo ser historiadora del
presente y de un movimiento por cuyos miembros sentía cierta simpatía,
sin perder la perspectiva crítica tan necesaria para la tarea. El
tercero fue mantenerme enfocada en los aspec tos que han sido el meollo
de mi constante preocupación por la historia intelectual del feminismo,
aun cuando me veía tentada a relatar anécdotas que había oído o
presenciado, a ahondar en las biografías de algunos de los principales
protago nistas o a proporcionar coloridos detalles sobre las
personalidades y sus confl ictos, compromisos y motivos. Esta tentación,
siempre presente para los historiadores de cualquier periodo, que
después de todo son narradores profesionales, es particularmente fuerte
cuando los hechos se han vivido.
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