El lector tiene en sus manos un nuevo libro de
Jean-Luc Nancy compuesto por textos inéditos en español y que
presentados ahora ordenadamente, se abren a nuevos sentidos, a la
manera en que un color cambia al ser yuxtapuesto a otro en el que
resuena, con el que se armoniza, se acentúa o se refuerza. A la manera
también en que un cuadro cambia al ser dispuesto en una exposición,
puesto en contacto con otros. Se trata, por tanto, de un libro coral,
un libro-concierto en cuya programación han intervenido el autor, la
traductora y el editor y en cuya interpretación final deberá participar
el lector dispuesto a prestar su aportación interpretativa en esa
nueva performance en que consiste cada lectura.
En
este nuevo libro encontrará el lector una panorámica de los grandes
temas de la estética de Jean-Luc Nancy, pues en él se revisan una por
una las diferentes artes, sin dejar nunca de lado el hecho de que usamos
un mismo nombre, arte, para referirnos a muy diversas producciones.
Como bailarinas de una misma coreografía, desfilan en este libro la
poesía, la pintura, el teatro, la danza, el cine, la fotografía y la
filosofía. La singularidad de cada una sólo se comprende en el
movimiento conjunto de una pluralidad irreductible.
TÉCNICAS DEL PRESENTE.
PRODUCCIÓN DE PRESENCIA
PRODUCCIÓN DE PRESENCIA
Las partes que componen esta Partición de las artes se
reparten de este modo diversos territorios, pero comparten una misma
preocupación por abordar los grandes temas de la estética: la presencia,
la representación, la mimesis, la técnica, la poesía y la producción,
la escritura y el cuerpo. Pero este reparto no dispone los diversos
temas del libro en una estructura jerarquizada, a la manera en que se
organizan las ramas de un mismo tronco, sino que sólo en el contacto
entre ellas se revelan estas resonancias. Es por ello que la filosofía
de Nancy se manifiesta en estas páginas como un pensamiento del límite;
pensamiento que explora las intersecciones, los rozamientos, los
pliegues y repliegues que delimitan las fronteras siempre permeables
entre las artes.
La partición de las artes
dispone los distintos textos en dos bloques dedicados a la escritura y
las artes, dos partes entrelazadas por múltiples conexiones que trazan
una tupida red. La partición es entonces un modo de repartir y al mismo
tiempo una forma de compartir. Así, por ejemplo, el primero de los
textos «Un día los dioses se retiran...» define la literatura en
términos que la asemejan a las artes plásticas. La narración, propone
Nancy, «expone figuras y se concibe como el trazado de los contornos
mediante los cuales un cuerpo se hace notar y antes que nada se hace
cuerpo». Pero esta misma imagen del trazo que define aquí a la
literatura se repite en el último texto del capítulo dedicado a las
artes: «Elocuentes rayas. Sobre la relación de Derrida con el arte».
Nancy retoma en este artículo la pregunta planteada por Derrida acerca
de la dificultad de escribir sobre arte: ¿no serán acaso las
elocuentes rayas del que escribe sobre un dibujo un añadido inútil
comparadas con la elocuencia del dibujo mismo? Esta misma pregunta debió
hacerse Nancy al escribir Le plaisir au dessin, un libro en el
que él mismo traza elocuentes rayas para hablar de algunos dibujos.
Allí remarca Nancy que designar (designer) y dibujar (dessiner) surgen
de un mismo gesto, el trazo (trait) que divide y dibuja la forma.
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