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Imaginario utópico

Ensayo. La exitosa palabra que inventó para titular su ficción Tomás Moro se emplea aquí en un sentido muy amplio, pues este libro podría llamarse Lugares imaginarios, Los otros mundos o Universos fantásticos en vez de Utopía o Eutopía. Porque abarca muchísimos espacios fabulosos, de tal modo que la lectura se transforma en una estupenda peregrinación a múltiples escenarios fantásticos con maravillosos decorados. (La frase "La utopía explora el espacio que hay entre lo posible y lo imposible" no aporta, desde luego, una clara definición. Poco tiene que ver su mágica perspectiva con estudios doctos y más literarios, como el clásico de R. Trousson Historia de la literatura utópica). Porque lo esencial en estas páginas, más allá de cualquier teoría o definición, es su universal panorama de tantas fulgurantes referencias y tantas estupendas imágenes que arrancan con mitos de la lejana Edad de Oro y concluyen con muy espectaculares estampas de la ciencia-ficción contemporánea. Desde luego, también aquí se encuentra descrita, después de los arcaicos mitos y vistas a varios paraísos más o menos perdidos, la paradigmática ciudad ideal del humanista Tomás Moro (con sus ecos del Nuevo Mundo recién descubierto) y los novelescos relatos de Defoe y Swift (aunque los viajes de Robinson y Gulliver no sean precisamente a lugares utópicos en sentido estricto). Les siguen otros muchos resúmenes acerca de viajes a lugares exóticos, que incluyen tanto fantasías juliovernescas como curiosos proyectos de paraísos futuros de utopistas y revolucionarios, y de progresistas de épocas y naciones diversas, que postularon ilusionadamente una futura sociedad ideal, igualitaria y feliz, acorde a las proclamas iniciales de la Revolución Francesa, y sociedades utópicas futuras diseñadas por profetas e ideólogos anarquistas y comunistas. También encontrará el lector, en contraste, alguna "distopía", una angustiosa visión de una utopía totalitaria, como la de 1984 de Orwell. Y también alusiones a las libertarias fantasías de anarquistas y hippies. El abigarrado espacio de las fantasías utópicas, más acá o más allá de planetas y estrellas, tantas veces reflejado en los escenarios del cine y la ciencia-ficción, está tratado y comentado muy bien. El imaginario utópico parece una compensación a un mundo real, agobiante, opresivo, desesperanzado. Las reflexiones finales sobre "la busca del paraíso perdido" concluyen el viaje fascinante y ameno de lejanos espejismos y de tan sugestiva temática, presentado con una espléndida selección de ilustraciones.
El País

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