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E. M. Cioran. Itinerarios de una vida

«He observado en muchas personas informadas que me conocían que se equivocaron al hacerme un diagnóstico. Lo cierto es que lo he hecho todo para provocar juicios falsos, ingeniosos y, ciertamente, seductores, pero falsos.» E. M. Cioran
En la primera parte de este libro abundantemente ilustrado, «Itinerarios de una vida: E. M. Cioran», Gabriel Liiceanu lleva a cabo un exhaustivo recorrido por la vida y la obra de Cioran, para situar a este original pensador en el contexto de su época. En la segunda parte, «El apocalipsis según Cioran», a través de la última entrevista filmada a Cioran, el lector conocerá de primera mano la arrolladora personalidad de este pensador rumano. Simone Boué, su inseparable compañera, también aporta algunas anécdotas sobre su relación con él.
«Cioran es un escritor literalmente insustituible: cuando uno se aficiona a su tono, no consiente reemplazarlo por ningún paliativo. [...] No se le puede encasillar en ningún movimiento literario o filosófico, en ninguna escuela ni en ninguna moda. Es imposible imaginarle hablando de la «deconstrucción», el "neobarroco", la "posmodernidad" o el "retorno del sujeto". Sólo le preocupaban los temas que podemos compartir con Montaigne o con Buda. ¿Por qué escribía? Quizá por ansia de componer "un libro ligero e irrespirable, que llegase al límite de todo y no se dirigiera a nadie". Insistió una y otra vez en las mismas cuestiones, hurgando de mil maneras en la estremecedora fragilidad de lo que somos y en el inabarcable delirio de lo que apetecemos, rezongando irónicamente contra su propio empeño pero sin cansarse nunca de él ni aburrirnos con él.»
Fernando Savater, El País, 21 de junio de 1995
«Ese maldito Răşinari, ese espléndido Răşinari»  
Emil Cioran, segundo hijo de Emilian Cioran y de Elvira (Comaniciu) Cioran, nace el 8 de abril de 1911 en Răşinari, aldea de pastores de ovejas y leñadores sita en Transilvania, «la región de más allá de los bosques», que para un occidental evoca por lo general la legendaria tierra de Drácula. Su padre es el cura ortodoxo del pueblo y su abuelo paterno, Şerban Cioran, desempeñó la función de ecónomo en dicho lugar. Su abuelo materno, Gheorghe Comaniciu, era originario de Veneţia de Jos, localidad de la provincia de Făgăraş, y durante el imperio austrohúngaro ejerció de notario y recibió el título de barón.
     «Ese maldito, ese espléndido Răşinari», como lo llama Cioran, cuya imagen lo persiguió sin cesar como un lugar que libera y luego atrae hacia sí de tal modo que marca indeleblemente toda una vida, es una de las poblaciones rumanas más antiguas de Transilvania. Un documento de 1488 y posteriores testimonios de origen sajón retrotraen los orígenes del pueblo hasta «Atila, rey de los hunos» y, en todo caso, hasta mucho antes de la llegada de los sajones a Transilvania y de la fundación, en la segunda mitad del siglo xiii, del «burgo de Hermann», Hermannstadt (o Sibiu para los rumanos). Hasta fines del siglo xiv, esa aldea fronteriza situada a diez kilómetros de Sibiu cambió muchas veces de jurisdicción, de los reyes de Hungría a los voivodas rumanos, para después, durante siglos, permanecer bajo dominio húngaro hasta que, en 1918, en el tratado de Trianon, Transilvania se segrega del imperio austrohúngaro y se une a Moldavia y Muntenia para dar origen al reino de la Gran Rumanía.

     ¿Qué sutil metabolismo fue necesario para que esta saga, salpicada de episodios con frecuencia trágicos, perdiese sus rasgos localistas y participase en la genealogía abstracta de un suspiro inmemorial? «Esa muchedumbre de antepasados que se lamenta en mi sangre...» Cioran siempre estuvo convencido de que en su familia se había acumulado un inagotable capital de tristeza, inquietud y nenoroc [mala suerte].  

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