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«Hemos de permanecer en vela hasta poder sanar este crimen»: El inspirador texto inédito de Ernesto Sábato

Con motivo del décimo aniversario de su muerte, reproducimos las palabras que escribió para la inauguración de la Fundación Ernesto Sábato.

Con motivo del décimo aniversario del fallecimiento de  Ernesto Sábato, reproducimos a continuación este texto inédito que el autor escribió y leyó en la inauguración de la Fundación Ernesto Sábato, en el Teatro San Martín de Buenos Aires el 10 de diciembre de 2002

«Cuando los años van angostando el caudal de nuestros días, los hombres buscamos dejar latiendo en otros los sentimientos que nos han dado vida.

Así nace hoy esta Fundación como un intento de unirnos al gran movimiento mundial que lucha, en este momento decisivo de la historia, para impulsar los valores que engrandecen a la humanidad ypodrían salvar la tierra, hoy devastada.

Ésta es una lucha insoslayable en un tiempo aciago en que la miseria es lo único que adquiere dimensiones mundiales, por ello, a pesar de mis años, cuando todo paso es un sacrificio, he tomado esta decisión junto con Elvira, conscientes de los millones de seres humanos que viven en la miseria y el abandono. La terrible crisis que atravesamos no sólo afecta a nuestro país sino a vastas regiones del mundo que incluye a miles de millones de personas que se sienten caer a un abismo sin fondo.

Lo he dicho en otras oportunidades. No tenemos derecho a quedarnos de brazos cruzados, horrorizados, melancólicamente atisbando el futuro. Impotentes y, de algún modo, resignados. De ahí es que nace esta fundación; por pequeñas que sean nuestras posibilidades, hemos de poner la mano en el arado, desear lo que aún no somos. 

Y no es desde dentro de este sistema que encontraremos un camino, este sistema ha perdido todo horizonte. Hemos de aprender de los pueblos originarios de todo el mundo. Dejarnos contagiar por la fidelidad a los afectos y el coraje para resguardar sus culturas iluminadas por grandes valores en medio de la explotación brutal a la que los hemos empujado. Nuestra Fundación, dentro del área ‘Memoria de América”, trabajará para preservar otras maneras valiosas de habitar la tierra y el tiempo. 

Repito las premonitorias palabras de  Camus: «Indudablemente cada generación se cree destinada a rehacer el mundo, la mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo, pero su tarea es quizás mayor: consiste en impedir que el mundo se deshaga».

Es probable que pocas veces el destino de los hombres haya recaído de tal manera sobre una generación, como hoy lo vivimos. Nos hace dudar si seremos capaces.

Si esta tierra que pisamos puede llegar a ser una tierra que albergue a sus criaturas, se deberá a esa pasión por lo utópico, por lo imposible, que nos constituye como humanidad

Miles de mujeres y hombres están saliendo a las calles para expresar esta urgente necesidad de algo novedoso y fundamental, y es el no permitir que una única concepción del modo de vivir, un único modelo de sociedad, se imponga. Y nos siga destrozando. Por eso, en nombre de la Fundación apoyaremos esta clase de manifestaciones, por que son ellas las que están creando una alternativa, son ellas las que nos pueden salvar. Salvar, esta palabra olvidada que hoy la escuchamos a diario. 

Esencialmente, el diario trabajo de la Fundación se consagrará a la niñez. De los millones y millones de nuevos pobres, de las poblaciones que viven en la indigencia, los más golpeados son las criaturas. Hemos de ser conscientes que las cifras impagables que debemos a los organismos internacionales, que contrajeron quienes nos gobernaron sin responsabilidad, amputan la vida de nuestros niños. Porque son ellos quienes cubren el costo criminal de este sistema, que en poco más de dos décadas, ha ocasionado desigualdades e injusticias tanto o más graves que las de cualquier periodo negro de la historia.

El tremendo estado de desprotección en que se halla arrojada la infancia nos señala como un tiempo de inmoralidad irreparable. Frente a estos hechos, frente a la violencia y a la muerte de nuestros hermanos, hemos de resistir para resguardar ese absoluto donde la vida y los valores ya no se canjean. Hemos de permanecer en vela hasta poder sanar este crimen.

Como un primer pequeño intento, para ellos, la Fundación estará creando los «Fogones». Y también para que los jóvenes, para que encuentren en el trabajo social hacia los más pequeños y desamparados, una grave y sagrada alternativa frente al desempleo. ¡Tanto me entristece la situación de las chicas y los chicos! Y tanto me entristece la situación de esta tierra que hoy parece tener que excluirlos, quitarles la posibilidad de un trabajo y una vida digna, o exiliarlos, empujarlos afuera. Por ellos ha surgido en mí la esperanza de hacer algo desde una fundación, junto a todos los hombres que luchan por esta tierra desventurada y entrañable.

El presente exige que nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras obras, se consagren, como verdadero cumplimiento de nuestra más alta vocación, a expresar la angustia, el peligro, el horror, pero también la esperanza y el coraje y la solidaridad entre los hombres, porque la vida ha de ser expresada para que el martirio de tantos hombres no se pierda sino que llegue al corazón de otras mujeres y de otros hombres.

Es la vida y nuestra tierra la que está en peligro

A través de la tarea educativa, la Fundación luchará por transmitir los valores que hacen a la dignidad del hombre, a la cultura y al arte, conscientes de que son ellos quienes nos sostendrán en este tiempo tan difícil. Buscaremos a través de cursos, seminarios y congresos, alentar y promover modos de vida donde la solidaridad ocupe un espacio originario junto al arte, y a la transmisión de valores culturales. Convencidos de que una sociedad que no da lugar a la expresión de la gente, y no valora su sacrificio, se destruye en violencias.

Quienes integramos la Fundación sabemos que nuestro trabajo ha de significar un pequeño aporte a lo que ya está viviendo el país como experiencia de solidaridad. En medio de una situación trágica, deslumbre y emociona la creciente capacidad de entrega a los demás que está mostrando su sufrida población

Tenemos que estar absolutamente convencidos de que hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.

Voy a poner todo el ánimo que me quede de vida para llevarla adelante, y quiero que cuando yo ya no esté, sigan ustedes, con Elvira, en estas huellas que compartimos, y unidos a otras fundaciones e instituciones, la conviertan en un mojón de la historia de la reconstrucción de este país».

Fuente: asc.es

 

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