Madrid, 12 feb (EFE).- Primero fue "Imitación y
experiencia" y siguieron "Aquiles en el gineceo" y "Ejemplaridad
pública". Ahora el filósofo Javier Gomá cierra esta serie dedicada a la
experiencia con "Necesario pero imposible", un reto para el debate y el
pensamiento y donde plantea si la historia del hombre termina con la
muerte.
"Necesario pero imposible", publicado por Taurus, concluye así un
ambicioso proyecto que Javier Gomá (Bilbao, 1965), filósofo, ensayista y
director de la Fundación Juan March, emprendió hace 30 años.
Y si en los títulos anteriores Gomá escribió con enorme éxito sobre
las ideas de la ejemplaridad -un concepto que le atrapó desde los
diecisiete años-, la experiencia y la individualidad, ahora da un paso
más allá y vuelve a traer al plano actual un tema: la inmortalidad del
alma.
Se trata de una reflexión que la filosofía había abandonado desde
Kant. "Cuando ya he escrito una teoría de la ejemplaridad, sobre este
mundo que todos compartimos y de cómo ser individual en él, al final me
permito decir: 'Bueno, ¿bajo qué condiciones podríamos pensar que esa
individualidad podría ir más allá de este mundo?'", explica el autor.
Gomá es uno de los pensadores más activos del panorama contemporáneo y
uno de los defensores de llevar la filosofía a la calle. Premio
Nacional de Ensayo en 2004 con su primer libro, "Imitación y
experiencia", el autor también es asiduo colaborador de periódicos,
revistas y suplementos culturales, artículos y ensayos que han quedado
recogidos en "Ingenuidad aprendida".
En este libro habla de la dignidad de vivir, de la indignidad de la
muerte y de la esperanza de la inmortalidad, pero con propuestas muy
atractivas, dentro de un relato muy literario.
Gomá justifica la tesis de su obra, porque para él la filosofía tiene
que tener un objetivo muy claro, que hoy no se está cumpliendo.
"La misión histórica de la filosofía siempre ha sido proponer ideales
éticos, desde el hombre prudente de Aristóteles hasta el hombre
autónomo de Kant, el superhombre de Nietzsche o el hombre auténtico de
Heidegger, pero hoy las tendencias generales de la cultura conspiran
para que la filosofía no pueda proponer ideales, porque vivimos en una
sociedad pos", aclara.
Según el pensador, vivimos en la posmodernidad, en el poscapitalismo,
en la poshistoria..., en una sociedad en la que cualquier pretensión de
gran relato queda impugnada por una cultura que dice que todos los
grandes relatos son imposibles.
"La filosofía ha desertado de su misión, que no es otra que proponer
ideales, los que marcan direcciones, señalan utopías y movilizan las
fuerzas de la gente", precisa.
Y es que para Gomá no es necesario que el ideal se cumpla
exactamente. "Se trata de proponer ideas atractivas, fascinantes,
modernas, que revuelvan, agilicen y movilicen los sentimientos de la
gente, y así se va progresando moralmente", añade.
Javier Gomá cree que hoy la filosofía ha desertado de su fin. "¿Y qué
encontramos hoy?", se pregunta el pensador. "Pues sólo historia de la
filosofía y análisis de tendencias".
"Somos una sociedad posmoderna con una filosofía que se dedica al
deconstrucción de la propia tradición. Estamos ante una filosofía que se
dedica a temas sectoriales, como los estudios multiculturales, el
feminismo, la ética animal o la empresa. Todos temas muy importantes
-reconoce-, pero sectoriales".
"Necesario pero imposible" se cierra con un corolario que no tiene
nada que ver con el resto del libro, pero en el que el autor explica
todo su proyecto y su vocación literaria.
La vocación filosófica es una especie de género más amplio para el
autor, porque uno de la rasgos que caracterizan a este filósofo es su
agilidad para la retórica, un arte que Gomá considera imprescindible en
filosofía.
"La filosofía -añade- tiene que hacer textos claros, hermosos,
elegantes, persuasivos, que cuiden al lector", recalca y pone como
ejemplo a Platón, "cuyas propuestas perduran no porque se hayan testado
científicamente, sino por su poder de persuasión, por su manera de
transmitir, que en este caso fue a partir de sus diálogos".
Después de esta ambiciosa obra, el autor de "Todo a mil" volverá a
reunir sus microensayos en un libro que se llamará "Razón portería",
porque, en su opinión, todo filósofo tendría que ser "un buen portero
que diera buena razón de la vida", como hacen los porteros que poseen
las llaves de las viviendas que se venden o alquilan.
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