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La Romana

Título original: La Romana

Autor: Alberto Moravia

Editorial: Debolsillo

Año de publicación:  1947

Año de edición :2021

Número de páginas:472

Genero: Ficción, Novela, Clásico, Literatura, Ficción histórica, 

“Pero no deseo atarme con nadie —añadí—. Quiero ser libre.”

Tras leer La Campesina, un libro posterior a La Romana del escritor Alberto Moravia, si he de encontrar algo en común, es la principalía que tiene la mujer en ambos textos. En ambos textos arbitran dos madres e hijas, con características comunes y escenarios humedecidos por el fascismo y la Segunda Guerra Mundial, teniendo en cuenta que dichos acontecimientos son solo adornos, están en un segundo plano. La  Romana cuenta la historia de una mujer, Adriana, que a su vez, es la narrada del texto, quien con apenas 18 años tiene una extraordinaria belleza, como así su madre hizo tejer. Una narradora que cuenta sus fragilidades y su declive moral en una Italia fascista donde reina la corrupción y la sed de poder.

Adriana, un joven, que desde su niñez fue alejada por su madre de las atracciones que cualquier niño quisiese experimental. En un pequeño apartamento para empleados ferrocarriles vivieron la viudez y pobreza de su madre. Una madre enigmática que aspira y apuesta al éxito económico de su hija a través de su mejor materia prima, la belleza de la misma. Ella la enfila a posar desnuda para un pintor. Mas luego, a la madre se le ocurrió presentarla a un director de variedades, a fin a la danza. Si bien era bella, las proporciones de su cuerpo, su tez no era atractivo para la época, bien lo dijo el pintor: “Incluso el pintor me lo había dicho: «Tú, Adriana, deberías haber nacido cuatro siglos antes... entonces, gustaban las mujeres como tú... pero hoy, que están de moda las delgadas, eres como un pez fuera del agua... Dentro de cuatro o cinco años serás monumental.” A esto se une también el director de variedades: “¡Pobre Adriana mía...! Ya te lo he dicho muchas veces... Tu error está en haber nacido hoy... Deberías haber nacido hace cuatro siglos. Los que hoy parecen defectos tuyos, entonces eran cualidades, y al revés... Ese director no se equivocaba, desde su punto de vista... Él sabe que el público quiere mujeres delgadas, con el pecho pequeño, el trasero pequeño, las caras maliciosas y provocativas... En cambio tú, sin ser gorda, estás llenita, eres morena, tienes un pecho abundante, lo mismo el trasero, y una cara dulce y tranquila... ”

Adriana es un personaje ambiguo, si bien es cierto, que su mayor deseo es formalizar una familia, vivir una vida tranquila junto a su marido e hijos, a su vez al pasar el tiempo este deseo se franquea con la promiscuidad, pues el desamor hizo cambiar de parecer esa inocencia en aquella sociedad corrupta que le dio otra visión sobre la vida, como bien lo dice la frase al inicio, busco la libertad conociendo a Astarista, un oficial fascista, mas luego a Sonzongno, un violento hombre, y finalmente a Giocomo, conocido como Mino, un estudiante rebelde de mal genio, de quien se enamora perdidamente. 

“Por mucho que me esfuerzo, es imposible separar el sentimiento del sentido, tu me gusta, pero no te amo.”

Este texto de Moravia encamina al lector a una introspección, donde la protagonista nos va contando su historia en primera persona, tal como sucedió. Una mujer que evoluciona sin dejar de ser la misma, a veces segura de si misma, pero siempre conservando un velo de inocencia infantil y frívola. Estas fueron las palabras de Moravia: "Con La Romana quise crear la figura de una mujer llena de contradicciones y errores y, sin embargo, capaz por la fuerza de una vitalidad ingenua y un impulso de afecto de superar estas contradicciones y remediar estos errores, y alcanzar una clarividencia y un equilibrio que a menudo se niega a los más inteligentes y dotados». Un texto donde el erotismo no es la excepción, pues la misma narradora nos cuenta sus aventuras amorosas, aunque en algunos momentos, quizás no privativos, pues hasta su casa llegaba la prostitución como algo natural: “Soy una puta», dije por fin en voz alta, para ver qué efecto me hacía”, pero como dije, algo totalmente ambiguo, pues tenia cierta orientación religiosa, tanto en lo confesional y su devoción a la virgen.  Una novela que fue adoptada el cine. 

“Al quedarme sola, me sentí casi aliviada en mi dolor por todo lo que había dicho a aquellos dos individuos. Pensé en Mino y pensé en mi hijo. Pensé que iba a nacer de un asesino y una prostituta, pero a todos los hombres les puede suceder matar y a todas las mujeres darse por dinero, y lo que más importaba era que naciera bien y se criase sano y fuerte. Y decidí que si era varón lo llamaría Giacomo en recuerdo de Mino. Pero si era una hembra la llamaría Letizia porque quería que, a diferencia de mí, tuviese una vida alegre y feliz y estaba segura de que, con la ayuda de la familia de Mino, la tendría.”

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