Título original: Ein Kind unserer Zeit
Autor: Ödön von Horváth
Traducción: Isabel Hernandez
Editorial: Nórdica libros
Año de publicación: 1938
Año de edición :2020
Número de páginas:196
Genero: Ficción, Novela, Clásica, Literatura germánica, Cultura, Historia
“La guerra es el padre de todas las cosas.”
Tras largos años de desempleo, el joven soldado de esta novela se alistó voluntariamente al ejército. Hijo de un camarero de profesión y esclavo de las propinas, que fue herido en la Primera Guerra Mundial y fue hecho prisionero de la misma, pero este prisionero no vio nacer al joven soldado, pues como había nacido en 1917, su padre no volvió hasta finales de 1919, y por lo tal es uno de los llamados Hijos de la guerra.
Mi primer contacto con la literatura de Ödön von Horváth la obtuve con su libro Juventud sin Dios de 1937, una novela que describe toda la inquietud del tiempo desde la llegada del nazismo en Alemania, el desconcierto de lo humano y su cobardía ante lo imaginable. Una Alemania que se va postrando cada día a los pies de un hombre, y donde debe aceptar todas las consignas régimen. El punto de foco son la juventud, que a través de la radio y circulares le recuerdan su responsabilidad con el régimen, y además que lo iban adoctrinado en racismo. La historia del maestro es excepcional, su enfrentamiento con el cura, ni que hablar. Pero, aun su publicación esta rodeada de mas curiosidad.
El protagonista de esta novela, Un hijo de nuestro tiempo, es un ejecutor de una voluntad superior del pueblo y como un luchador por la ley del más fuerte, al menos así se ve. Un personaje atiborrado de consignas fascistas, donde nada le huele y todo le hiede. “El mundo había dejado de ofrecerme esperanzas y el futuro estaba tan muerto… Yo ya lo había enterrado.” Un personaje al cual el individuo para él, más bien lo ve como un elemento más, una parte del llamado cuerpo de la gente. Un tipo que no piensa en la validez de sus acciones, dice que ‟pensar conduce a pensamientos estúpidos” En el trascurso tuvo un encuentro memorable con una niña, recibe una herida un brazo por estar salvando a su capitán, y es aquí que comienza a pensar si ha luchado en un frente equivocado. Tiene que abandonar el ejercito por la herida del brazo, sus perspectivas se hace más umbrías.
Algo curioso en este texto, es que nunca sabemos el nombre del soldado, sí sabemos el nombre algunos personajes, pero quien cuenta para nada. Es un excelente texto, que desde principio el narrador te va empotrando en su cosmos, manifestando su manera de pensar, aunque no te lo diga, o me odias o me sigues. Cuando tu crees conocer las causas de un hecho porque ve suceder en la novela, más adelante te das cuenta, que los motivos son otros, como la famosa carta del Capitán. Un texto que nos muestra la autoestima y la separación de un joven sin la esperanza de concretar sueños. Pero también figura la violencia, la vergüenza y el engaño a través del texto.
“Sí, vosotros señores míos, vosotros anclados en el pasado, desechados, vosotros con vuestra aburrida cháchara pacifista, ¡no os libraréis de nosotros! Podéis mirar los bocados exquisitos, los juguetes, libros y sostenes…, ¡nos veréis por todas partes!”
“le dije: «No tengas miedo de la guerra que va a venir, con tu edad no te va a tocar». Al principio se quedó callado y me miró como si tratase de recordar algo: «Sí —continué diciendo—, tú ya no cuentas». Aún siguió callado, pero, de repente, me alcanzó una terrible mirada de odio, como en una emboscada. Y entonces empezó a gritar: «¡Pues vete a tu guerra! —chillaba—. ¡Ve y conócela! ¡Salúdala de mi parte! ¡Muere, si es lo que quieres! ¡Muere!».”
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