Ir al contenido principal

Fausto

 

Título original: Faust. Der Tragödie erster und zweiter Teil

Autor: Johann Wolfgang von Goethe

Traducción: Helena Cortés Gabaudan 

Editorial: Abada editores

Año de publicación: 1832

Año de edición :2010

Número de páginas:872

Género: Ficción, Clásico, Novela, poesía, Literatura germánica, Romanticismo, filosofía, fantasía, Drama

Recuerdo que apenas recién salido del colegio, frente a un gran nuevo horizonte, la universidad, me puse a leer el Fausto de Johann Wolfgang von Goethe, hace unos años atrás. Ahora qué me llevó a leer esta monumental obra de la literatura germánica, nada más ni nada menos que el libro de Job, el Job del Antiguo Testamento, pues buscando información de este libro sagrado, me topé con algunos escritos donde hacían referencia a esa figura enigmática Fausto, un nombre asociado a la nigromancia, la adivinación y el descredito. Afín de seguir esas referencias me dispuse a leerlo, uno con una no buena traducción comparada con esta nueva traducción.  


Esta vasta obra escrita en dos partes, entre 1806 y 1832 presenta la exploración del inquieto impulso intelectual y emocional que encontró su máxima expresión en el movimiento romántico europeo, Goethe. Si la primera parte de la obra describe el pacto de Fausto con el diablo, Mefistófeles, que por iniciativa previa ante un tratado dado entre Dios y el diablo en el cielo, le manifiesta, que el segundo puede hacer desviar al ser humano. En esta parte a Fausto le suceden unas series de hechos que van, desde sentirse angustiado por la carencia de conocimiento religioso, humano y científico, va detrás de la magia, pero con flacos resultados, viendo el suicidio como último para salir de su tormentosa vida, hasta ser alcanzado por un perro, que no es más que el mismo Mefistófeles, con quien alcanza el acuerdo siendo Mefistófeles el servil de Fausto y sus caprichos, pacto sellado con sangre. Obtener el amor de Margarita, quedando embarazada, pasando por la muerte de la madre de esta, la muerte del hermano, Valentín. Todos estos hechos tienen las manos de Mefistófeles detrás, y el encarcelamiento de esta.  La segunda parte es algo más compleja, donde lo clásico se mueve en toda narración. Donde Fausto se ve trasportado en el tiempo y el espacio. Un emperador alemán hace entrada, a quien ayudo a solucionar problemas económicos, se ven ninfas, sirenas, grifos, es hechizado por Helena, con quien procrea a Euphorion, el poeta trágico griego.


El Fausto de Goethe es una obra maestra con profundas implicaciones filosóficas y crítica social. Aunque en algunos aspectos es satírico de la Edad de la Razón, Goethe representa a Fausto como un héroe de la Ilustración que lucha por superar las limitaciones que le imponen la naturaleza y la sociedad. El héroe de Goethe buscaba conocimiento, pero también experiencia. Fausto renuncia a su vida de erudito porque cree que hay más que conocer y experimentar fuera de su estudio repleto de libros. En una ocasión Goethe hizo una aclaración de las complejidades de sus obras, y esta no escapa a eso: “mis obras no pueden

ser claras”. Ahora independientemente de las complejidades de Fausto, si algo tiene este libro, es que nos lleva a rastrea hasta el final la última suerte de Fausto.


Un texto que se somete a todo tipo de interpretación, pues este protagonista representa la complejidad en cuestiones éticas y espirituales, y que si nos vamos al drama como tal no se resuelven en la misma. Es la tragedia de hombre moderno, del Fausto que se esfuerza por hacer el bien y la naturaleza del error humano, mas allá de la tradición cristiana sobre el pecado y la redención. Y como lector Goethe y su escrito deja a la suelta al lector para que saque sus propias conclusiones. “Fausto es la obra de toda una vida, con todas sus contradicciones, paradojas, cambios ideológicos, ambigüedades y llena de sorpresas. Fausto es una obra que encierra todos los matices y la inteligencia de Goethe.”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter