Título original: Los trabajos de Persiles y Sigismunda
Autor: Miguel de Cervantes Saavedra
Editorial: Catedra
Año de publicación:1616
Año de edición :1997
Número de página:784
Genero: Novela, Clásico, Ficción, Historia, Literatura
Creyéndose Cervantes ver esta póstuma novela como su mejor , por encima al Quijote, olvidando que quien hace grande la literatura es el lector, es preciso destacar a la vez, que logró consolidar su última obra, en algo intenso y complejo, un punto final que hizo forjar sus últimas reflexiones sobre el arte de narrar en su último legado. Este t
exto, como un juego de aventura, así mismo Cervantes en sus últimos días antes de su muerte sigue entregado a la literatura, ilusionado por acabarlo.
Enmarcado en la corriente de la novela bizantina, este relato se inscribe en las peripecias del príncipe Persiles y la princesa Sgismunda bajo la estructura de cuatro libros en las exóticas y bárbaras tierras del nortes, Portugal, España, Francia e Italia, hasta finiquitar en Roma. Estos dos enamorado emprende un viaje de norte a sur bajo identidades falsas de Periandro y Auristela, pero peor aun como hermanos para esconder su amor e huir del príncipe Magsimino. Golandia, la isla de Policarpo o isla de las Ermitas son unos de esos lugares utópicos por los cuales deben experimental bajo los peligros, como el rapto de Auristela, el terrible encuentro de Periandro con el monstruo marino Fisíter, que acechan en todo momento para hacer realidad su unión en Roma.
En mi opinión, fue tanto que dio la gota del Quijote en el suelo, que su firmeza hizo un agujero en la historia, que es muy difícil borrar, que ha pasado generaciones, y disociar esta gran obra, para darle paso al texto en cuestión, como quiso dárselo Cervantes, resultaría cuesta abajo. Los trabajos de Persiles y Sigismunda, como dirían es una bella historia que se multiplica, como un prisma multicolor, en otras mil historias bellamente contada. En Los trabajos de Persiles y Sigismunda confluyen diversos registros, de lo realista a lo idealista, de lo caballeresco a lo pastoril y picaresco. Lirica, dramática, emblemática, pintura, alegoría, donde lo maravilloso, lo admirable, lo onomástico, la convierte en un paradigma, pero sigo con Don Quijote en la cabeza.
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