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El cadáver exquisito de Agatha Christie

El estreno de 'Muerte en el Nilo', la serie 'The Afterparty' y la novela 'La apelación' confirman el tirón que sigue teniendo la segunda autora más vendida del mundo solo por detrás de Shakespeare.

Muchos la invocan como la reina del crimen, la escritora que sentó las bases del whodunit (el relato de un asesinato y las pesquisas que conducen a resolver quién lo cometió). Otros la siguen considerando como el vestigio más conservador y artificioso del género, pura arqueología de la novela policíaca. En cualquier caso, Agatha Christie sigue tan presente en la cultura popular como a mediados del siglo pasado, ya sea como la segunda autora más vendida del mundo solo por detrás de Shakespeare, o como instigadora de un sinfín de adaptaciones, guiños y homenajes contemporáneos, aunque sea a través del pastiche y la parodia.

Es el caso de The Afterparty (Apple TV+), serie en clave de comedia en la que cada episodio adopta un género diferente para contar las horas previas a un crimen según la versión de cada uno de los sospechosos. Tras una reunión de antiguos compañeros de instituto (¿quién no ha soñado con vengarse años después de aquel odioso vecino de pupitre?), el único de ellos que ha conseguido estatus de estrella del pop invita a los demás a un fiestón en su obscenamente lujosa mansión. La noche acaba con este doble de Justin Bieber despeñado por un barranco y la policía revisando los testimonios contradictorios de ocho de los presentes, a cual más delirante.

Phil Lord y Christopher Miller, responsables de La LEGO Película e Infiltrados en clase, son los responsables de esta parodia que nunca acaba de despegar salvo en momentos concretos -el episodio musical-, quizá porque se esfuerza demasiado en resultar graciosa sin conseguirlo la mayor parte de las veces. Un crimen, sin duda.

Quienes no están para bromas son los personajes de La apelación, primera novela de Janice Hallet, que estos días llega a las librerías españolas de la mano de Ático de los Libros tras convertirse en un bestseller en tierras británicas. La vuelta de tuerca que propone Hallet en la investigación de un asesinato cometido en el idílico pueblecito inglés de Lockwood -a Agatha Christie le gusta esto- es invitar al lector a ejercer de detective a través de los correos electrónicos, SMS y WhatsApps que se envían los principales sospechosos, miembros de una compañía de teatro amateur implicados en la recaudación de fondos para el tratamiento de una niña enferma.

La autora mezcla la novela epistolar con un whodunit de manual no exento de mala leche, con las pistas diseminadascomo las migas de Pulgarcito. Los documentos no ofrecen el relato íntegro de lo que ocurrió, hay lagunas y omisiones más elocuentes que páginas y páginas de cháchara aparentemente intrascendente, y en la resolución del misterio esos silencios son indicios cruciales para desenmarañar la trama.

Y así llegamos a una adaptación directa de Christie, Muerte en el Nilo, que llega a los cines el 18 de febrero después de dos años de retrasos y cancelaciones, incluida la de uno de sus protagonistas, Armie Hammer, por sus supuestas tendencias caníbales -a Hannibal Lecter le gusta esto-. Con Kenneth Brannagh asumiendo la dirección y el papel de Hércules Poirot, como ya hizo en Asesinato en el Orient Express, la película lo apuesta todo a su reparto (Gal Gadot, Annette Benning, Letitia Wright, Sophie Okonedo...) y naufraga con todas las de la ley. Tan es así que convierte la versión de 1978, con Peter Ustinov, David Niven, Bette Davis y compañía, en una obra maestra. Las comparaciones son odiosas, pero también reveladoras.

Fuente:elmundo.es

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