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El paraíso perdido I

“Así habló aquel poder semejante a un dios; y entonces nuestro primer padre empezó de esta manera: - Es muy difícil para el hombre decir como ha empezado la vida humana; porque ¿ quién puede tener un conocimiento perfecto de su origen? Sin embargo, el deseo de prolongar mi coloquio contigo me introdujo a hablar”

El esfuerzo critico que podríamos hacerle a esta vasta obra universal, mostraría al descubierto una amplia gama de enfoques interpretativos, los cuales se pudieran circunscribir en el carácter o dialogo de la imaginación, donde lo épico es el canal narrativo que cuenta la historia. Hablar de El paraíso perdido, del controvertido escritor inglés, John Milton, es ya asistir a la máxima representación del poema heroico mas importante de la época moderna, independientemente que en su momento no tuvo la valoración esperada, pues valiéndose las penurias económicas de Milton, el librero Symons le entrega una pírica suma por los manuscritos para, mas luego consagrarla como una de las obras literarias mas importante de todos los tiempos.

Este poema compuesta de 10,565 versos dividido en doce libros, la convierte en una obra única, donde el alcance de lo trágico, lo épico y lo profético tejen la visión abarcadora del escritor, partiendo del relato del Génesis. El tema principal es la caída del hombre en el pecado, el destino y su salvación. Pero, donde el lector debe dirigir mas su mirada es en el accionar de Satán por lo confuso y libertario, donde su vivida identidad lo hacen contendiente a la pasividad divina. Este personaje, como así escribiera Harold Bloom: “El nihilismo intelectual del Satán de El paraíso perdido comienza propiamente con el abismo que hay en el interior de la vasta conciencia de Hamlet…”

El paraíso perdido en el orden visionario la vuelve una obra magnifica, pues su resultado la hacen convincente como tragedia y como epopeya. “es la tragedia de la caída de Lucifer hasta convertirse en Satán, aunque no nos muestre a Lucifer, el portavoz de la luz e hijo de la mañana, líder de las estrellas que caerán. Pero a la vez es la trágica caída, también de Adán y Eva, quienes igual que Satán, a pesar de representar una posición menos convincente que Satán, a quien se le concede un desarrollo del yo interior”.

Asistimos al desplazamiento de territorios épicos, que simplifican la visión de un paraíso vetado a los modernos, pero que en el interior del escritor organiza todo un sistema estructurado bajo la sombra de la expulsión y caída, en termino subjetivo y objetivo, tanto de Satán, como el hombre.

Hasta ahorita, queridismo….

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