Ir al contenido principal

El suplicio de Sísifo

La religión griega, como la romana concibieron a sus dioses bajo formas antropomórficas y sobre ellos creó unos mitos de una riqueza excepcional. Son tan fascinantes que todas nuestras manifestaciones culturales, especialmente la literatura y el arte, en cualquier época histórica, se han inspirado en ellos.

Por lo general, estas manifestaciones antropomórficas ha sido divididas por el carácter y función especifica que viene a ejercer cada uno de estos seres mitológicos, por tal razón, es común ver en la literatura y el arte hablar de las divinidades del mar y de las aguas, las divinidades agrestes, las divinidades que pertenecen al mundo infernal, a estos se une varias leyendas, como: la leyenda tebana, tesasia, etolia, los argonautas, ateniense. Podemos encontrar otro grupo como: los labdácidas, los pelópidas, los tindáridas y los atriadas. No olvidemos de mencionar los héroes griegos de la guerra de Troya, los héroes de troyanos de la guerra de Troya, entre otras leyendas populares.

En lo que respecta, a las divinidades del mundo infernal, se encuentra el caso de Sísifo, quien siendo hijo de Eolo y de Enáreta, consagraba una astucia y habilidad proverbiales. habiendo sorprendido a Zeus en el momento de abordar a la ninfa Egina, Sísifo se lo dijo a Asopo, el dios fluvial, padre de la ninfa, prometiéndole darle más señales si hacía brotar una fuente para él. Y fue así como surgió el manantial de Pirene.

Zeus, furioso por haber sido traicionado, envió a Tánato para que se llevara a Sísifo al reino de Hades, pero Sísifo consiguió engañar a Tánato y lo encerró en una torre. En vista de lo cual, los mortales dejaron de morirse; los dioses se inquietaron y mandaron a Ares que liberara a Tánato. Una nueva astucia de Sísifo le permitió escapar de la muerte. Sísifo fue condenado a padecer un castigo eterno en el Tártaro, tanto por sus faltas como por haber denunciado a Zeus. Su castigo fue terrible. Conducido a una montaña de una gran pendiente, permanecería por toda la eternidad subiendo una gran roca hasta la cumbre; al llegar a la cima, la roca caía y él debía bajar y volver a subirla de nuevo.

¿Nos parecemos a Sísifo cargando nuestra roca cada día, mas al día siguiente, tener que volver a empujar para retornar al punto de partida? que gran ejemplo este de Sísifo para los seres que habitan la tierra, no a base de las tretas, artificios y la astucia que encamina al ser humano a derrotar los triunfos bien ganado del otro, ni las malas jugadas para obtener mayor beneficio que los demás. Esas leyendas de alguna manera nos sirven de ejemplo para ser seres más consciente de nuestra realidad, una realidad que es de carne y hueso, que no esta sustentada en la imaginación, en lo que deseo ser, sino en lo que soy hoy, para poder decir que seré mañana.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter