Título original: Heinrich von Ofterdingen
Autor: Georg Philipp Friedrich von Hardenberg
Traductor: Eustaquio Barjau
Editorial: Bruguera
Año de publicación: 1802
Año de edición :2001
Número de páginas:133
Genero: Ficción, Novela, Clásico, Poesía
“Matilde —dijo Enrique, después de un largo beso—, me parece un sueño que seas mía; pero lo que todavía me parece más extraordinario es que no lo hayas sido siempre.”
“Sí, donde tú estés, Matilde, estaré yo eternamente.”
“No comprendo lo que pueda ser la eternidad, pero diría que la eternidad debe de ser lo que siento cuando pienso en ti.”
Enrique de Ofterdingen ha sido considerada la obra más representativa del primer romanticismo alemán, aunque en su haber critico es considerada una novela educativa o de desarrollo, ya que presenta el desarrollo espiritual del personaje principal desde principio hasta la finalización del mismo. Una novela con una ligera y profunda fusión de novela, cuentos de hadas y poemas. Una novela que se da como un proceso educativo tanto en un mundo poético como en un mundo onírico. Si el romanticismo ha de hacerse visible en el texto, este ha de apoyarse en temas de entonación, heroicidad, en las continuidades de la imaginación como centro de las concepciones que se hacen prevalecer en sentido elocuente del artista, donde la importancia del sueño y la realidad han de manifestarse en un intenso reflujo de dimensiones que han de quebrantar las necesidades del significado de la vida en el personaje.
Pero, ¿quien es Enrique de Ofterdingen? Es un joven de unos 20 años, que arremetido por los sueños considera explícitamente y esta convencido de ver algún significado en la aparición de una hermosa flor azul. Esta forma de afrontar el significado de dicha flor azul, le ayuda a definir las opciones posibles de esa búsqueda como signo de vitalidad del concepto que más luego irá socavando en su discurso. Esta flor azul es el símbolo central del libro, la cual adquiere bellos rasgos de la aun desconocida Matilde. Tres sueños le dan forma a la novela inspirado en la técnica de la imaginación, en esto se centra la primera parte de la novela, pero Novalis no se sentía a gusto con lo escrito, por las delimitaciones espaciadas, donde cada unos de los sueños los veía como islas separadas, y es por esto que se trazo escribir una segunda parte donde
sueño y realidad estuvieran ligadas entre si, pero la muerte lo sorprendió. De inicio, Novalis ponderó esta novela como una respuesta al Wilhem Meister de Goethe, pues considero esta con muy baja coste poética, pues no veía bien el triunfo de lo económico por encima de lo poético.“No sé, pero me parece como si hubiera dos caminos para llegar a la ciencia de la historia humana: uno, penoso, interminable y lleno de rodeos, el camino de la experiencia; y otro, que es casi un salto, el camino de la contemplación interior. El que recorre el primero tiene que ir encontrando las cosas unas dentro de otras en un cálculo largo y aburrido; el que recorre el segundo, en cambio, tiene una visión directa de la naturaleza de todos los acontecimientos y de todas las realidades, es capaz de observarlas en sus vivas y múltiples relaciones, y de compararlas con los demás objetos como si fueran figuras pintadas en un cuadro.”
Mas allá de la critica que algunos que no ven con buenos ojos al romanticismo, como una corriente vinculatoria de los gustos, por las acciones llevadas a cabo por sus personajes, creo ver esta novela aceptable. Lo que sale de la boca de sus personajes, y en esta caso el largo viaje de Enrique quien se va empapando con la poesía y la filosofía, hacen del texto grande, nos da una visión de lo que es la poesía, su función. “Un poeta que fuera al mismo tiempo un héroe sería ya un enviado de Dios; sin embargo, nuestra poesía no es capaz de darnos una figura como ésta.” Y que decir de lo conversando entre Matilde y Enrique, es para perderse “¿Dónde está el Amor? —En la Imaginación.”
“La Esfinge preguntó:
—¿Qué es lo que llega de un modo más súbito que el rayo?
—La venganza —dijo Fábula.
—¿Qué es lo más efímero?
—Lo que uno posee sin que le pertenezca.
—¿Quién conoce el mundo?
—El que se conoce a sí mismo.
—¿Cuál es el eterno misterio?
—El Amor.
—¿En quién se encuentra?
—En Sofía”
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