Ir al contenido principal

El último refugio

La autora de La joven de la perla regresa con fuerza de la mano de esta nueva heroína, una mujer que huye de su tierra con los ojos cerrados y aprende a mirar de frente en un mundo que aún desconoce la palabra libertad.
Más allá del horizonte, una tierra repleta de nuevas oportunidades espera. "Siempre puedo volver", va pensando la joven cuáquera Honor Bright. Mientras el barco parte de Bristol hacia tierras americanas, esta idea fija alivia sus dudas y lejos está la sospecha de que nunca verá de nuevo su querida Inglaterra...
Tras una larga y angustiosa travesía en barco, un trágico acontecimiento obliga a Honor a enfrentarse a un mundo extraño y hostil. El Ohio de 1850 es un lugar precario, que no ofrece comodidades ni admite sensiblerías. El sol de verano en los maizales es abrasador, las tormentas de otoño pueden ser devastadoras y en invierno la nieve cae sin misericordia. Las calles están llenas de lodo y escupitajos, y los bosques acogen animales y hombres extraños: por ahí andan mofetas y mapaches, pero también los esclavos fugitivos que cada día pasan por estas tierras en busca de libertad.

Honor pronto aprende que valores como la compasión y la igualdad no tienen cabida en este lugar, marcado aun por el lastre de la esclavitud. Solo la dignidad la mantiene viva y le da fuerzas para seguir adelante por un camino donde no hay espacio ni tiempo para tomar el té de las cinco de la tarde.
La autora de La joven de la perla regresa con fuerza de la mano de esta nueva heroína, una mujer que huye de su tierra con los ojos cerrados y aprende a mirar de frente en un mundo que aún desconoce la palabra libertad.

Horizonte  
No podía volver. Cuando Honor Bright anunció de repente a su familia que acompañaría a su hermana Grace a América, cuando se puso a revisar sus enseres y a guardar únicamente lo imprescindible, cuando regaló todas sus colchas, se despidió de sus tíos y de sus tías, repartió besos entre sus primos, sobrinos y sobrinas, entró en la diligencia que se las llevaría de Bridport y subió del brazo con Grace por la rampa del barco en Bristol, tenía una idea fija: Siempre puedo volver. Sin embargo, bajo esas mudas palabras acechaba la sospecha de que en el momento en que sus pies abandonaran suelo inglés, su vida cambiaría para siempre.
     Al menos la posibilidad de regresar aligeró su vida cotidiana durante las semanas anteriores a su marcha, como la pizca de azúcar que se añade a escondidas a una salsa para moderar la acidez. Le permitió mantener la calma y no llorar como su amiga Biddy cuando Honor le regaló la colcha que acababa de terminar, de retazos en forma de rombos marrones, amarillos y crema que formaban una estrella de Belén de ocho puntas, con arpas y el ribete de plumas por el que se la conocía. La comunidad le había regalado una colcha fi rmada -cada cuadrado estaba hecho y firmado por un amigo o familiar-, y no le quedaba sitio para las dos en el  baúl. La colcha firmada no estaba tan bien acabada como la suya, pero por supuesto tenía que llevársela. «Es mejor que te la quedes tú, para que me recuerdes -insistió cuando su llorosa amiga intentó devolverle la colcha con la estrella de Belén-. Ya haré otras en Ohio.»

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter