Podríamos decir, que este escritor es una de las piezas más originales e interesantes de la reflexión filosófica del siglo XIX. Sus estudios filosóficos estaban amparados en la filosofía de Martín Heidegger,del cual era alumno, pero a raíz de la expulsión de venia legendi a Martin Heidegger por la colaboración con el régimen nacionalsocialista, tuvo que girar sus estudios a Max Muller, Eugen Fink y Wilhelm Szilasi. A raíz de las contrariedades que venía exteriorizándose en Alemania sus estudios se centraron mas en las culturas asiáticas, por tal razón se le conoce más en Japón y Corea que en la mayoría de los países de Europa occidental, incluso en su país natal.
El hombre humanizado, Antropología estructural, es su primer libro traducido al español, donde expone la realidad humana como un acontecimiento concreativo, donde participan todos los seres humanos como individuos y como comunidad. Es la obra de madurez donde sabiamente supera el punto de partida inicial de su periplo intelectual y alcanza en la praxis antropológica nuevos horizontes, donde confluyen lo estructural y lo histórico, lo fundamental y lo contingente, el arte y la técnica. “la filosofía rombachiana es la realización comunicativa de una experiencia que es teórica y biográfica al mismo tiempo: ojo del hombre transforma las cosas, las cosas transforman el ojo del hombre” La propuesta de este de una nueva ontología estructural se cuela a través de una fenomenología y se concretiza en ella; fenomenología que tiene como objetivo la visualización de la dinámica autogenética de lo real. “La propectividad es el realismo de la percepción. Allí donde se dan datos prospectivos como prospectivas, se dan las cosas como cosas; objetividad, impresiones reales”.
“El ser humano no es un lugar especial de la naturaleza, sino que es solo el lugar donde deviene de forma especial lo que sucede en la naturaleza de forma general, a saber, que las distintas formaciones de la voluntad vital de la naturaleza solo incentivadas y obligadas a la liberar las propias fuerzas de superación”. En el prologo que realiza el mismo autor del libro expresa que dicho texto intenta sentar un principio para una antropología filosófica que tenga en cuenta el futuro, no de una descripción del hombre tal como existe hoy día (su deceso ocurre en 2004), sino de las posibilidades futuras del hombre. Propone como transformación del hombre un cambio en el ser del hombre, donde tiene como base fundamental la historia, la historia del ser. En un lenguaje claro y sencillo nos lleva por toda su filosofía dándonos a entender que la historia del ser del hombre es al mismo tiempo la historia de su naturaleza.
La estructura del libro está concentrada en seis capítulos: 1. La evolución de las imágenes del hombre; en este punto temas como el hombre e imagen del hombre, la antropología de la substancia en la concepción griega de la esencia, el concepto cristiano de persona como paso siguiente en la antropología de la substancia, los fundamentos de la antropología del sistema y su primera expresión, entre otros temas. 2. La antropología estructural, donde encontraremos temas como: La situación histórica al final del pensamiento sistemático, las contradicciones elementales de los sistemas sociales, el cambio radical, el paso mas allá del hombre, la hermética, la concreatividad , entre otros. 3. El fenómeno básico de la situación donde no estaremos a las manos de: La estructura de los fenómenos básicos, La inevitabilidad de la situación, la predisposición por la situación, permanencia y continuidad, El acercamiento, El sentido, La identificación y Las estructuras más profundas y lo mas externo. 4. La fenomenología de la situación en Jaspers, Sartre y Heidegger. 5. El fenómeno básico del actuar. 6. El hombre humanizado.
Los últimos capítulos a mi entender son los que más se acercan al objetivo establecido por el filosofo. Como trata la interioridad, ver y entender, el sentido e interpretación, el logro y el fracaso, la libertad, el tiempo y ser, la nada y la razón, entre otros puntos los desarrolla de manera eficaz. Ahí le va mi recomendación.
“Los fenómenos de fe se convierten, por ejemplo, en proceso de sumisión o, en el mejor de los casos, en productos artificiales para embellecer la existencia”.
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