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Y en donde vivimos

Mientras me disponía a tomar mi vehículo, venía retumbando en mi cabeza como abeja atormentada por el humo que expande el apicultor, el tema de la Reforma Constitucional. ¿Por que un país como este ponen tanto empeño, de darse el lujo de estar reformando la Constitución, cuando de le viene en gana, crear tantas leyes, publicar nuevas resoluciones, cuando en esencia sus ciudadanos no mueven un ápice de su realización?. Creo al igual que otros que el problema de estar reformando tanto la Constitución o el crear nuevas leyes, no es un asunto de poner en entre lineas el nombre de los asambleístas, sino es un asunto más profundo que las raíces de un mismo árbol, es un problema que surge con la misma creación del Estado como tal. Todos nos hacemos irresponsables antes las leyes y la misma Constitución, cuando a diario violamos aquello que ha sido puesto como palanca de freno a nuestro libertinaje, es un asunto de conciencia ciudadana.

Que si permitir el aborto, que si los haitianos nacidos aquí son dominicanos, que si en realidad la libre expresión es un hecho, todos estos son temas altamente quemados. Digo que son altamente quemado, porque los mismos políticos y hasta la misma iglesia están jugando su rol, un rol que no es producto de un presente, sin que esta pegado en las espaldas. El aborto es un gran negociazo, la migración de haitianos por igual. Es decir, esta lloviendo sobre mojado, cuantos políticos de esos que levantaron las manos para no apoyar el aborto terapéutico, no habrán apoyado en algún momento el aborto de algún cercano, cuanto dentro de la misma iglesia, miembros de renombres no han llevado dicha práctica, es decir, es un asunto de vergüenza, de responsabilidad, de enseñar a la sociedad que le conviene y lo que no conviene, pero no elevar las manos para estar en consonancia con la iglesia porque el no apoyar el aborto terapéutico le perjudica políticamente, viene a hacer un momento de oportunismo, de falta de respecto a aquellos que entregaron sus voto para que de manera independiente lo representen en el congreso.

Pero, así es la vida tan variopinta que se arremolina en un olvido fecundado por la irresponsabilidad de nuestros hombres que se dicen ser representantes de los ciudadanos ante el congreso. En bola de humo así como las abejas despavorida se va nuestros sueños de ver que en realidad, no vivimos un ficción, sino una realidad de carne y hueso, que es un ahora que no agarra el pasado como ejemplo, sino que se burla y pisotea como si nunca hubiese existido.

Tremendo circo el de los asambleístas.....

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