Ir al contenido principal

Adiós: Los Miserables y La Montaña Mágica

Lo cotidiano coincidió con la oquedad. Hoy día fue uno de estos días donde lo fastidioso, lo penoso, lo sórdido se hizo fragmentar en angustia e impotencia, no es que haya asumido la postura de Gregorio Samsa (La Metamorfosis) que tras un sueño intranquilo, háyase trasformado en su cama en un monstruoso insecto no identificado, aunque algunos tengan sus impresiones, pero la mañana me ha resultado bochornosa, irregular, especulativa, donde los peores aspectos de la angustia y la impotencia hicieron arrancar el sentimiento más preocupante que todo amante a algún hobby, oficio, tarea, dedicación, pasatiempo o afición, como quieran llamarle, pueda tener.

En el transcurrir de la historia, la vigorosa reflexión que alienta el arte y la escritura ha traído consigo la reminiscencia que enlaza una cadena de sueños e impresiones que nos unen a aquellos artífices. Las grandes hazañas, labores, vítores, propuestas de aquellos que han dejado en letras sus ideas, en algún momento han pasado por el tribunal de las quemas de libros, que es una práctica promovida por las autoridades políticas o religiosas, donde el fanatismo ideológico suele llevarlos a procesos bélicos. Sabemos de las quemas de libros en la China de Qin Shi Huang en el año 212 a.C. Las quemas de los manuscritos Mayas por la inquisición en México, La orden emitida por Atanasio en el año 367 d.C, donde exigía que sean destruidos los manuscritos de los egipcios que no estuvieran en consonancia con el Canon, la quema de los libros de alquimia por orden de Diocleciano en el año 292 d.C, ni decir las quemas y destrucciones de libros llevadas a cabo por el Santo Oficio, aun mas reciente la quemas de autores judíos por parte del gobierno nazi y la quema de libros por parte de régimen chileno, después del golpe de estado de 1973 bajo órdenes de Augusto Pinochet.

Para mí, el sentarme delante de mis libros es poder enterrarme en el mundo de cada uno de los escritores de pueblan mi biblioteca. Es un sentimiento, donde la realidad inacabada se vive como una exaltación continua y esa exaltación recrea vuelos pasionarios, un canto continuo que se extiende por historias que en algún sentido se parecen a nosotros mismos. Mis libros son más que hojas impresas llenas de textos o ilustraciones, son más que el mero costo que se deja deslizar del bolsillo.

Hoy le dije adiós a dos de mis grandes libros: Los miserables y La Montaña Mágica. Esta despedida, no es un adiós para luego vernos, sino un adiós, para nunca volver. Dirán: ¿Será que son malos estos libros? ¿No tienen en si nada de uno mismo? ¿Son lecturas que se diluyen en las primeras páginas? Para nada, ambos libros son dos de los grandes de la literatura universal, hoy fueron comidos por las termitas, o como dicen en el patio por los comejenes, malditos insectos, devoradores textuales, críticos malvados, no se ufanan con solo criticar a libros, sino con tragarlo y cagarlo. Dirán: pero, puedes comprarlo de nuevo. Creo estar de acuerdo contigo, pero estos son especiales, pues ellos llevaban las escrituras de margen, las críticas al autor, los grandes sueños de mi en los ribetes del libro, es decir, llevaban el sello de haber sido leído, de haber sido criticado, de haber sido vivido, de haber sido deconstruido días y noches, de haber sido pasajero durante largo viaje. Nada de esto te lo dará un nuevo libro.

Fue un placer haber compartido con ustedes.

H….. P…… Termitas o comején……

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter