De entrada, Hitchens, advierte a los lectores, de quienes quieren expresar sus discrepancias con lo que escribe en este libro y opinar de los pecados que lo llevaron a redactar, a que guarden sus andanadas de refutaciones, porque “no tendrían que discutir únicamente con el incognoscible e inefable creador que, presuntamente, decidió crearme como soy”. Es tajante y preciso de su convicción, estableciendo que su fundamento no reside en la fe, que su principio no es una fe, pero a la vez establece, que no confía exclusivamente en la ciencia y la razón, porque son elementos necesarios en lugar que suficiente, pero gira en decir, que desconfían en todos aquellos que tratan de desviar la atención de los principios de la ciencia y la razón, que tratan de entorpecer los avances con el irrespecto a la libre indagación. Es un gran promotor de la vida laica, de que se puede vivir una vida ética sin religión, que la religión es innecesaria a la formación del hombre, que los que profesan toda ideas contrarias a la religión, no necesitan de los elementos que adorna a la religión, porque ningún lugar del mundo es mas santo que otro, o sino miren los innumerables ejemplos desplegado por las acciones de los hombres que profesan determinada religión.
Entre otros puntos que Hitchens nos refiere, es a la actitud de la religión hacia la medicina, de cómo la religión persigue o trata de frenar la ciencia. “un creyente de nuestros días puede afirmar e incluso creer que su fe es bastante comparable con la ciencia y la medicina, pero la cruda realidad será siempre que ambas cosas tienen tendencia a quebrar el monopolio de la religión, y por esta razón a menudo han sido combatidas ferozmente” La religión, siendo soporte del estado de algunos países, ha sido tropiezo para la prevención de las enfermedades. Las autoridades islámicas en el Consejo de Ulemas de Indonesia en 1995 ratificó y prohibió el uso de condones, que estos solo tuviera a la disposición de los matrimonios y con la prescripción de una receta médica. Así como en Irán, una persona con los síntomas, sin importa que sea seropositivo, con sida, se le niega a la asistencia médica. Todas las religiones se atribuyen milagros. Los milagros son los soportes de las religiones, con los avances en la medicina, esta ha venido a ser una merma. Los creyentes se afianzaban en los seres sobrenaturales para recibir una sanación, hoy día nos vemos más dispuesto pasar una súplica a las pastillas, a los médicos. El mismo Agustín manifestó que él no había creído en el cristianismo si no hubiera sido por los milagros. Hoy día las personas, independientemente, de que busca sanidad, como está revestido todo el Nuevo Testamento, prefieren pasar su tormento a la salvación del alma, menos a la autoridad que tiene dicho líder religioso a curarlo.
Una historia que nos presente, es el caso de los mohel entre los judíos, que son los encargados de realizar la circuncisión y eliminación del prepucio, una autoridad que le viene dada de los antiguos escritos, donde le ordena tomar el pene del bebe, recórtale el prepucio y finalizarla acción introduciendo su pene en la boca. Cuantas enfermedades se trasmite a través de esta, práctica que hoy día ha sido advertida, y como nos explica Hitchens que en la ciudad de Nueva York en 2005 un mohel de unos cincuenta y siete años, le produjo herpes genital a varios niños, llegándole a ocasionar la muerte. Médicos judíos advirtieron sobre el caso, pero el alcalde de Nueva York, Bloomberg, que estaba en campaña hizo caso omiso sobre el informe, donde advertía de los peligros de dicha practicas. Son prácticas que no solo queda registrada entre los judíos. Tenemos el caso de una gran franja del territorio Africano, quienes suscripto al animismo y al musulmán, someten a los jóvenes a los tormentos de la circuncisión y la infibulación, donde rebana los labios vaginales y el clítoris con una piedra afilada, para mas luego coserla, hasta que la joven se case y su esposo lo rompa. El gran culto al dolor, expresado en las religiones, que ven dicha práctica la pignoración, que lo deja cegado en medio de tanto avances científicos.
“la primera es que la religión y las iglesias son un producto de la invención humana y que este hecho destacado resulta demasiado obvio para ignorarlo. El segundo es que la ética y la moral son bastante independientes de la fe y que no se puede deducir de ella. El tercero es que la religión apela a una exoneración divina especial por sus prácticas y creencias, no solo es amoral, sino inmoral”
La intromisión de la religión en el aparato educativo, la cual proporciona grandes agujeros en la enseñanza de los niños, daños incuantificables, donde profesores tratan de inculcar mentiras, acompañado de un vejigazo, humillación, que a la larga desarrolla en maltrato psicológico. En muchas de estas instrucciones se ve el maquinación destructiva de la religión, donde asido del apocalipsis ven el derrumbe de toda una sociedad, la cual no está en los lineamiento del ser divino al cual proclaman. O el caso de los grandes hallazgos científicos, donde a través de la arqueología, los científicos dan el tiempo en que se formó el cosmos, mientras que la religión, como fue el caso del arzobispo James Ussher de Armagh, que estimó que la tierra nació el sábado 22 de octubre del año 4004 a. C., a las seis de la tardes.
“los anticuerpos del fanatismo, el suicidio y el masoquismo existen y son exactamente igual de innatos en nuestra especie”
Las influencias de algunos intelectuales dentro de las religiones dieron al trate de proponer algunos manifiesto, que hoy día son todos datos que quedaron empobrecidos por el tiempo, y que los líderes religiosos han tenido que hacer breves revisiones. Maimonides, en su libro Guía del perplejo calificaba de indigno de merecer el esfuerzo: a los pueblos <
“debemos afirmar con rotundidad. La religión proviene de un periodo de la prehistoria de la humanidad en el que nadie, ni siquiera el poderoso Demócrito, que concluyó que toda la materia estaba compuesta de átomos, tenía la mero idea de lo que sucedía”.
Los intentos de armoniza la fe con la razón ha ido del todo del mal en peor. Siempre la iglesia ha tratado de concordar aquellas diferencias científicas con los dictámenes de la fe, a través de reuniones donde se invitan a reconocidos científicos. Sabemos, de ante manos, que ha habido científicos que han tenido cierta afiliación a la religión, como el caso de Isaac Newton, que era espiritualista y alquimista. Fred Hoyle, ex agnóstico, que se encapricho con la idea del diseño, el astrónomo que acuñó la expresión del big bang. Antes de desarrollar las tesis de la evolución, Darwin, así como Einstein sobre los orígenes del cosmos, muchos científicos y pensadores adoptaban una creencia deísta sobre el orden y la predictibilidad del universo.
“Desde nuestra nueva condición mediocre y semilaica, incluso las personas religiosas referirán con bochorno la época en que los teólogos disputaban con un fervor acerca de proporciones fútiles, medir la longitud de las alas de los ángeles, por ejemplo, o de debatir cuántas de estas criaturas mitológicas podrían danzar en la cabeza de algún alfiler”
Como la violencia, la intolerancia, el fundamentalismo y fanatismo hicieron hostil la libre indagación de los científicos en el devenir de la historia. Muchos hacedores del saber fueron pasado por el cuchillo, que no pregunta, que tipo de carne estoy sintiendo, murieron por no compaginar los argumentos de la trinidad con las creencias de sí mismo. Como en la Edad Media la muerte y el juicio final, fue la horca personificada al miedo de ver acabado los días en una sociedad analfabeta.
Un caso partícula es el tramado ocurrido a Guillermo de Ockham. Filósofo y teólogo medieval, quien se buscó la enemistad con el papado de Aviñón en 1324, en torno a la división de los poderes del estado secular y eclesiásticos. Fue ineludible a búsqueda de la protección del emperador. Se interesó en el estudio de la estrellas, utilizándola como argumentos especulativo. “suponiendo que dios pueda hacernos sentir la presencia de una entidad inexistente, y suponiendo además que no necesite complicarse de este modo si puede producir en nosotros el mismo efecto mediante la presencia real de dicha entidad, si quisiera, dios siempre podría hacernos creer en la existencia de las estrellas sin que estuviera realmente presente” ‘toda efecto que Dios causa por la mediación de una causa secundaria puede producirlo mediante por sí mismo”. La mejor conocida navaja de Ockham cuya razonabilidad presume en el deshacernos de las suposiciones innecesarias y aceptar la primera explicación o causa suficiente.
“si debemos tener fe para creer algo o en algo, entonces la probabilidad de que ese algo tenga visos de certeza o de valor disminuye considerablemente. La mucha más esforzada labor de investigar, poner a prueba y demostrar algo es infinitamente más gratificante y nos has plantado cara con hallazgo mucho mas (milagrosos) y (trascendentes) que cualquier teología”
Se hace extenso el comentario de este libro, pero para finaliza nuestro breve paseo por algunos de los temas que Hitchens trata y que con argumentos anclados en los ejemplos que nos ha otorgado la religión, pone en claro, que sus planteamientos están basado en los hechos que han sido notorio a través de la historia, donde el fundamentalismo religioso ha sido el fiel norte de la convicción de los creyentes y donde al parecer no aparece la menor generosidad de estos hacia su persona: “ La fe religiosa es imposible de erradicar precisamente porque somos criaturas que todavía estamos evolucionando. Jamás sucumbirá; o , al menos, no sucumbirá hasta que superemos el miedo a la muerte, a las tinieblas, a lo desconocido y a los demás. Por esta razón, no la prohibiría ni siquiera en el caso de que pudiera hacerlo. Usted dirá:
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