- Cuando murió Isabel I de Rusia, en 1762, en su guardarropas fueron hallados 15.000 vestidos. Acostumbraba a cambiarse de ropa dos, e incluso tres veces por noche.
- Hablando de enfermedades, tenemos una epidemia declarada en Inglaterra durante el año 1496 y que se conoce en la historia médica como "el sudor inglés", que aunque se inició en Inglaterra, se extendió rápidamente por todo el norte de Europa. Los afectados eran hombres jóvenes, siendo inmunes los niños y los ancianos; aparecían de forma repentina escalofríos nocturnos y accesos febriles, que se acompañaban de dolores de cabeza, palpitaciones, náuseas y ahogos, siendo lo más característico una gran sudoración seguida de una erupción cutánea acompañada de manchas o llagas; en los casos leves los síntomas remitían a las 24 horas, mientras que en los graves se complicaban con delirios, parálisis y somnolencia; en dos semanas el brote desaparecía de la zona afectada. El último brote de esta misteriosa enfermedad se produjo el año 1551, y hasta hoy...
- Hasta el año 46 a. C. se utilizaba el calendario egipcio. Éste, como carecía de años bisiestos, había acumulado una diferencia de bastantes días. Julio César resolvió parcialmente el problema del calendario egipcio introduciendo un día extra cada 4 años (años bisiestos). Para compensar el deslizamiento del calendario egipcio, al año 46 a. C. se le añadieron 2 meses extra, así como 23 días más en Febrero. Así, el año 46 a. C. es el año más largo registrado, con 455 días.
Esta mejora también producía desplazamiento de las estaciones, aunque más lentamente (más de 7 días cada 1000 años). Como fundador, Julio César se dedicó un mes a sí mismo, el de julio, con 31 días. Cuando su sobrino Octavio Augusto se convirtió en emperador de Roma, también se apropió de un mes, el de agosto, al que le añadió un día más, quitándoselo al mes de febrero.
- ¿Cuantas veces hemos usado la expresión "un ojo de la cara"? La primera persona que la utilizó, el conquistador Diego de Almagro, perdió un ojo en el asedio a una fortaleza inca. Al presentarse ante Carlos I se lamentó que "El negocio de defender los intereses de la corona le había costado un ojo de la cara". Tanto insistió en este hecho que pronto esta frase se difundió entre los soldados en referencia a algo peligroso o complejo, llegando así hasta nuestros días.
- Marco Licinio Craso, un prestamista y senador de la época del dictador Sila puede considerarse como el precursor de los bomberos, aunque eso sí, de una manera bastante interesada. Cuando un edificio romano empezaba a arder Marco Licinio se presentaba en el lugar y ,tras comprar al propietario del inmueble, ponía en marcha las bombas de agua y apagaba el incendio. Si el propietario no accedía al pago dejaba que el edificio ardiera en llamas.
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