Ir al contenido principal

Ser o no ser: Seremos, somos

“Ser o no ser: esa es la cuestión. ¿Qué es mas noble al espíritu: sufrir golpes y darnos de la airada suerte, o tomar armas contra una mar de angustias y darles fin a todas combatiéndola?

Mientras conducía mi auto, de manera sorpresiva la coordinación de ciertos objetos que se dibujan en mis evocaciones prosiguió a la irrupción de la frase antes escrita. “Ser o no ser” la hemos escuchado ciento de veces, cada vez que nosotros tenemos la oportunidad de representar una tragedia nos hallamos antes los mismos problemas de su personaje de cuya obra: Hamlet de William Shakespeare, por decirlo así es una de la mas famosa y a la vez la cubre una nebulosa. De por si, Hamlet tiene un precedente en la leyenda escandinava con Saxo Grammaticus (siglo XII). Unos veinte años antes de que Shakespeare diera a la luz su versión, ya en Francia el escritor François de Belleforest hizo publica la suya. De igual manera, unos diez años antes de publicarse el Hamlet shakesperiano sale a luz en Londres una versión conocida como Ur-Hamlet, una versión primitiva u original de Hamlet, atribuido a Thomas Kid.

El argumento central de la obra se sitúa en la muerte del rey, padre de Hamlet, de Dinamarca por su hermano Claudio, quien ocultando el hecho usurpa el trono e incita a la mujer de este, Gertrudis, a casarse con él, lo cual este paso la llevaría a cometía un incesto que para aquella época no era aceptado. El espíritu del rey muerto aparece a Hamlet y exterioriza con todo detalle el magnicidio. Esta declaración atroz, inhumana y de dolor provoca una aptitud de enfrentamiento contra el rey usurpador y su madre.

Ese gran monologo: Ser o no ser. Donde Hamlet, puede decirse que, en la medida en que el encuentro repetido de algunas contrariedades, rompe el paralelismo de las miradas y objetos, se cuestiona las razones por la que el hombre continua soportando las penalidades de la existencia cuando tan fácil seria librarse de ellas terminando con la vida. Y concluye que el rechazo del suicidio se debe al temor al mas allá, por lo que preferimos los males del esta vida a otros desconocidos que tal vez nos aguarden tras la muerte. La nostalgia será el filtro a través del cual Hamlet vislumbra la realidad y ese cedazo le lleva a asignar validez universal a cuestiones específicas que, en lo particular de Hamlet, se centraliza en lo que él considera fragilidad moral de su madre. Esta tragedia representa la lucha interna de todo ser humano, las rivalidades entre sentimiento y razón.

“Ser o no ser” es uno de los fragmentos mas conocido de la obra, el cual ha sido objeto de múltiples interpretaciones aunque no hay que olvidar que su sentido depende de la función dramática, del lugar que ocupa en el contexto de la acción, y es entonces cuando nos sorprende lo que tiene de contradictorio con el que cerraba el acto anterior, lleno de determinación y voluntad de acción.

El Hamlet filosófico, el de ideas relativistas, existencialistas y escépticas, el hombre del: Ser o no ser, es tema para otro post. ¿Por qué no actúa Hamlet? ¿Por qué no lleva a cabo la respuesta a su pregunta por el ser? ¿Por qué no matar a Claudio tal como sus argumentos racionales y morales los invaden? ¿Qué lo impide? Estos son cuestionamientos para otro entrada.

“Aunque sea pronto, el intervalo es mío, y la vida de un hombre solo dura lo que puede tardarse en contar uno”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

La extraña muerte de Fray Pedro

En 1913, el nicarag ü ense Ruben Dario presenta este cuento, el cual relata la historia de un fraile que muere en nombre de la ciencia. Un ser pertubado por el maligno espiritu que infunde la ciencia, el cual fragmentaba sus horas coventuales entre ciencia y oracion, las disciplinas y el laboratorio que le era permitido. Con este texto, Ruben Dario, deja en claro que la fe es un acto de fidelidad, que se sobreentiende en el corazón sin pasar por la cabeza. “No pudo desde ese instante estar tranquilo, pues algo que era una ansia de su querer de creyente, aunque no viese lo sacrilegio que en ello se contenia, punzaba sus anhelos” Toda la historia tiene lugar en el cementerio de un convento, cuya visita va dirigida por un religioso. la guia advierte a sus seguidores sobre la lapida de Fray Pedro, personaje central del cuento. Un personaje “flaco, anguloso, palido” e incluso de espiritu perturbado cuya desgracia se veia venir con su sed de conocimiento. El fraile persuade a

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss