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Nos veremos en el Infierno José Saramago

TOMADO DE EL PAIS.- Ni elogio fúnebre ni nota necrológica neutra. Fiel a su historia, el Vaticano ha dedicado ayer a José Saramago, fallecido el viernes a los 87 años en Lanzarote, un ataque denigratorio, una condena de un tono casi sarcástico, que suena casi a celebración por la muerte de uno de los intelectuales que más lúcidamente ha condenado los abusos cometidos en nombre de la religión y la hipocresía y contradicciones de la Iglesia de Roma. El artículo dedicado al autor de ‘Memorial del convento’ por el diario oficial de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, se titula La omnipotencia (relativa) del narrador, está firmado por Claudio Toscani y mezcla reflexiones sobre su tarea de intelectual de izquierdas con descalificaciones del tipo “populista extremista”.

La pieza subraya la “ideología antirreligiosa” de Saramago, a quien define como “un hombre y un intelectual de ninguna capacidad metafísica, (y que vivió) agarrado hasta el final a su pertinaz fe en el materialismo histórico, alias marxismo”. Para añadir: “Colocándose lúcidamente de la parte de la cizaña en el evangélico campo de trigo, (Saramago) se declaraba insomne por las cruzadas, o por la inquisición, olvidando el recuerdo de los ‘gulag’, de las purgas, de los genocidios, de los ‘samizdat’ (panfletos de la Rusia soviética) culturales y religiosos”.

Por lo que respecta a la religión, continúa la nota, “uncida como estuvo siempre su mente por una desestabilizadora banalización de lo sagrado y por un materialismo libertario que cuanto más avanzaba en los años más se radicalizaba, Saramago no dejó nunca de sostener una simplificación teológica inquietante: si Dios está en el origen de todo, él es la causa de todo efecto y el efecto de toda causa”.

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