“Francés judío y anticolonialista: su posición marginal le situaba, por elección propia, fuera de este encierro en las estructuras identitarias, que en sus días denunció Sartre; de esas identidades fijas, a prueba de milenios, sobre las que ironizaba nuestro gran historiador Américo Castro, identidades que imponen al sujeto individual un determinismo histórico del que no pueda escapar so pena de convertirse en apestado y traidor”.
Con el tiempo de probar la experiencia que le otorga el diario vivir, se ve obligado a reconoce el fracaso de la razón o, al menos, la insuficiencia anémica histórica en que se han involucrado israelíes y palestinos. Siendo el centro de análisis de dos pueblos que se debaten extensiones de tierras históricas, trata de buscar en los textos sagrados la explicación de aquella enemistad bañada por los años. A esta búsqueda de textos sagrados, le da inicio a cada unos de los capítulos del libro. Su ensayo no solo se centra en la confrontación entre israelíes y palestinos, sino que también deja caer algunas rosas críticas al cristianismo, al sistema.
Antisemitismo, sionismo, nazismo, Dreyfus, los guetos, la Elección, la Shoah, la mitología de los judíos, entre otros temas, son los que abarca el escritor. El tema de la Elección es uno de los temas que más me atrajo, pues en el trata el cuestionamiento:” ¿Por qué, cuándo, cómo un individuo, un grupo, un pueblo, se creen elegidos?” “¿De dónde procede la idea y la expresión de pueblo elegido?
“La Elección de Dios es así el fruto de la recompensa del merito de un pueblo y la constatación de la cobardía de todos los demás, que se convierten, a sus ojos, en inferiores” “Una vez más, el judaísmo es una llamada a la santidad. En este punto crucial, vuelve las mismas preguntas. ¿Ha investido Dios a estos hombres con una misión inhumana?”.
El periodista rebusca en las hojas que cubre la historia, hombres que de una forma hicieron hablar lo que había de si mismo a los hombres de Estados, religión y el común. Spinoza, Sartre, Levinas, Maimonides, Renan, Agustín, Dostoievski, Napoleón, Steiner, Lutero, Barth, entre otros no menos el pasado, que aun nos viven.
Jean Daniel deja caer lo que hay de por si en él, donde ve con lamento, el como los desmanes israelís toman con excusa nacional, el Holocausto, no como un accidente sino como fractura en la historia humana: como si la atrocidad concebida por un pequeño grupo de hombres nos hubiera arrojado a todos, y definitivamente, a la fatalidad del mal.
Os dejo en sus manos, este libro: La prisión Judía. Meditaciones intempestivas de un testigo.
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