Hace varios meses, mientras navegaba entre mis libros y revistas para ver cual sería mi próximo implicado y compañero de paseo, me topé con un libro que hace mucho quería leerlo, lo había comprado hace un buen tiempo, pero estaba en fila como hay otros, la razón de haberlo tomado viene al punto, pues a veces, uno ha escuchado de alguna biografía o de algún protagonista de la historia y lo escucha y hasta habla de ese protagonista, pero habla en remolino, las misma informaciones, repitiendo datos que hemos escuchado de otros, a veces hasta cayendo en yerros, por no asirnos de un buen libro biográfico, pues para no alárgale en palabras, vi con asombro la gran biografía:
FOUCHE: EL GENIO TENEBROSO
STEFAN ZWEIG
Este protagonista de la Francia revolucionaria, vino a ser uno de los hombres más poderoso y extraordinario de la época. Sin importa la poca cordialidad que gozaba por sus contemporáneos, se izó sobre los demás a espalda de muchos y siempre tomando un segundo plano, nunca quiso ser el primero o protagonista, sino uno que trabaja a la sombra. Sus acciones lo llevaban a ese estadio de situación. “Traidor de nacimiento, miserable, intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, tránsfuga profesional, alma baja de esbirro, abyecto, amoral.. No se le escatiman las injurias”
Muchos biógrafos han intentado de transcribir la persona de Joseph Fouche, ni Lamartine, ni Luis Blanc, ni Michelet lo han hecho seriamente. Es poco después, cuando el escritor Luis Madelins se desboca con sus datos biográficos proponiendo sus verdaderas proporciones en una biografía monumental. Pero como afirma Stefan Zweig, quien mejor lo trata es Honore de Balzac, quien con su acuciosidad y entrega nos lleva a la literatura el personaje mas interesante del siglo.
Algunos datos:
Balzac atribuye a Joseph Fouche el “haber tenido mas poder sobre los hombres que el mismo Napoleón”. Pero como lo demuestra su vida, siempre acudió al segundo plano del Poder. Fue sacerdote y catedrático de física y matemática en el colegio de los oratorianos 1790, después la revolución francesa, para el año 1792 fue un saqueador de iglesias, se consagró un comunista fierro para 1793, dejando cinco años mas tarde su dislocado comunismo, se hace multimillonario y Duque de Otranto. Poco a poco va aprendiendo el arte de la diplomacia: callar, la ciencia magistral de ocultarse a si mismo y la maestría para observar y conocer el corazón humano, por tal razón lo llevan al sitial con los principales diplomáticos Talleyrand y Sieyés. Poco a poco este hombre va conquistándose un sitio en toda Francia y más allá de los territorios franceses. Es un buen oportunista, tiene la habilidad de transformase de moderador a ultraterrorista. Donde mejor llevó a cabo toda su maquinaria malvada, fue cuando le tocó dirigir el ministerio policial, nadie se le escapó al soborno, donde hasta la mujer de Napoleón, Josefina, estaba amarada por este rufián. Obligó a los sacerdotes a dejar sus hábitos, a contraer matrimonio, fueron muchas las iglesias que demolieron, cientos las cruces que besaron las mojadas tierras convertidas en sangre, fueron muchos los sermones ateístas que pronunció. Cuando no empleaba la guillotina, empleaba los cañones, por tal razón se le llamaba a él y sus compañeros los ebrios de sangre. Este hombre se llevó de paso a: Mirabeau, Marat, Danton, Desmoulins, Vergniaud, Cordorcet, Robespierre, Napoleón y otros tantos.
Mi recomendación de hoy es este libro, muy interesante, a parte de interesante lo llevará por toda una historia, bien recreada por Stefan Zweig de la Francia de
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