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Schopenhausen camina en Santo Domingo

Hace unos día, en medio de una complicidad entre mi biblioteca y mi deseo, entablé una amena conversación con Arthur Schopenhauer. Filosofo proveniente de una familia holandés, pero percibiendo por primera vez la luz en la ciudad de Danzig en 1788. Este personaje rodeado de un intelecto algo pesimista y malhumorado dejó por plasmado su genio, sentó las bases un sistema pesimista de la vida, pero sin excluir su extraordinaria vigorosidad en la pluma. Inmerso por sus ideas y pensamientos en plena época del romanticismo, se presentó como uno de esos autores con el que se puede estar de acuerdo o no, pero nadie explica mejor que él mismo lo que piensa. Hablar del dolor y el sufrimiento en el mundo. Como estos afectan a todas la personas a lo largo de la vida, de como la enfermedad, la soledad, el fracaso, la humillación son parches que solo se extingue con la muerte, es decir, que es inherente al ser humano, es el tema esencia de la filosofía de Schopenhauser.

Nadie mejor que Fernando de Savater lo identifica como el hijo de un suicida, refiriéndose al suicidio de su padre en 1805. Esta visión cosmos-personal de la vida marcó huellas, que afincaron mas luego su idea de la vida. Pero aun mas, el hecho de tropezar con autores occidentales, a través de las traducciones de Friedrich Majer y otros autores, le proporcionaron cuestionamiento respecto al dolor de la existencia ¿Cómo podemos escapar del dolor de la existencia? ¿En que consiste este mundo que vivimos anhelando cosas que no llegan y nos hacen sufrir, y cuando llegan nos sacian y nos hastían y nos proyectan a otro deseo? ¿Como podemos salir de este círculo dramático? ¿Cómo escapar de la maldición de la voluntad, de esa cadena de deseos y dolores, esa sumatoria de afanes y desasosiegos que conforman la vida humana? Esas interrogantes y la búsqueda de sus respuestas conformaron el núcleo del pensamiento de Schopenhauer.

Es común escuchar entre los círculos que hacen uso del pensamiento el planteo de que el mundo en su conjunto es bueno y racional, y que los malos somos nosotros por nuestra indiferencia eco-sociológica de la vida, por el arrastre de las pasiones, intereses y deseos inconfesables. Esta tesis es todo lo contrario en el desarrollo del pensamiento Schopenhauser. El sostiene que nosotros somos las victimas, los que padecemos y el mundo es lo malo, lo siniestro, lo que esta poseído por un afán incansable de oposición, de destrucción, lo que busca y desecha cosas en forma constante. Los seres humanos estamos contagiado por ese mal universal. "quien se deja llevar por la pasión, por el deseo o por la voluntad está condenado, continuará el ciclo permanente que lleva de sufrir por no tener, o a tener y por lo tanto sufrir por hastiarse de tener"

Su escrito mas representativo, donde muestra su pensamiento, donde exponen con todas luces sus ideas de voluntad es "El mundo como voluntad y representación". Es un claro despliegue de pesimismo filosófico. Este escrito ha sido libro de cabecera de Freud, Popper, Nietzsche, Cioran y Borges. Nos proporciona una explicación del mundo en todos los aspectos. "El mundo es mi representación", con esta frase da inicio a un derroche de pensamiento pesimista, de lo limitado del conocimiento humano, que es la idea tradicional en filosófica: «Nadie puede salirse de sí mismo para identificarse directamente con las cosas distintas a él; todo aquello de que se tiene conocimiento cierto e inmediato se encuentra dentro de su conciencia.»

Schopehauser proponía tres medios o vías por los cuales el hombre podía escapar de esta maldición que el mundo, según él, nos ha impuesto. La primera es la contemplación estética, porque, aunque sea por pocos instantes, en ella la voluntad se aquieta, se suaviza. Las dos vías restantes son el ascetismo y la compasión. Todas las artes son liberadoras, al permitir el surgimiento de la contemplación desinteresada, aunque no alcanzan para redimir al hombre de la vida, sino que solo significa un alivio momentáneo.

Estas vías me recuerdan a aquella frase "todos los caminos conducen o llevan a Roma" por el dicho de que en la antigüedad, siendo Roma el ojo del mundo en los momentos de llevar su fuerza a otras naciones construían grandes vías de comunicación que se extendieron por toda Europa, el Mediterráneo y el Oriente, donde todavía nos encontramos en Italia con la Vía Aurelia, la Vía Appia, entre otras. Trasponiendo esas vías, las vías de escape de la maldición del mundo, según Schopenhauser son: la contemplación estética, el ascetismo y la compasión. El cristianismo expresa que la única vía de salvación es Cristo: " Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi" Juan 3.16 La religión musulmana sostiene que Mahoma es el sello de los profetas y Ala su Dios. Nietzsche hecha al ruedo la proclama del superhombre, Suprahombre o Sobrehombre. Ese ser capaz de genera su propios sistema de valores identificando com bueno todo lo procede de su genuina voluntad de poder. Entre otras ideas de pensamiento donde promueven el escape del dolor y sufrimiento del hombre.

Amado lector sea usted el juez y actor de su dolor y sufrimiento. Hágase inscribir en el mejor modo de pensamiento, que crea vaya mas con su persona y sus creencias. ¿Qué cual es la mía? Una sola respuesta ha de tener, LA TUYA.

Todavía, aun no termino, y las de los politicossssssss, ni hablarrrrrrrr

A correr fanático......

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