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Mostrando entradas de abril, 2015

Estación de cercanías

En este nuevo diario,  Estación de cercanías , Juan Malpartida asume la memoria y la fijación del momento en una atractiva alianza de la reflexión y la afectividad, de pensamiento y los sentidos. Aunque no deja de responder en ocasiones a la urgencia de lo cotidiano, se trata de un diario que da cuenta de varias obsesiones: las ideas e imágenes que nos hemos dado sobre el tiempo y la Historia; las aportaciones de la neurociencia a la comprensión de la naturaleza humana; la revolución que supone tener en cuenta la realidad evolutiva de la vida, en la que estamos insertos, aunque sea de manera problemática; las tensiones entre creencia y conocimiento; la complejidad del deseo y de la pasión amorosa; y, finalmente, pero en el centro de esta Estación,  el fenómeno de la creación poética, que forma parte de una concepción del ser humano como eminentemente creador.  Sin ser un ensayo -aunque lo es en cierto sentido muy literario-, Juan Malpartida pretende crear un espacio, una estación de

El maquinista del oído

Gert Jonke dedica estos cuatro breves relatos a una de sus mayores pasiones: la música.  En «Tierna furia o El maquinista del oído», una breve obra de teatro que sigue representándose en Austria, Jonke, con su habitual humor y habilidad para imprimir un ritmo extremadamente ágil a sus narraciones, nos ofrece una visión más humanizada de Beethoven, y nos lo muestra como un hombre siempre pendiente de cualquier novedad técnica que pudiera ayudar a aliviar su sordera.  «La cabeza de Georg Friedrich Händel» concentra en una misma fecha, el 13 de abril de distintos años, tres momentos cruciales de la vida del músico: el derrame cerebral que sufrió en 1737, la creación de su Mesías en 1741 y su muerte, en 1759. Con su gran erudición y su fina ironía, Jonke describe los últimos instantes de la vida del compositor. En el melodrama musical «Un asunto extraño», Jonke recorre el amplio repertorio de trabajos que desempeñó el libretista Da Ponte y pone en escena su agitada vida. «La muert

Mis chistes, mi filosofía

Slavoj Žižek ,  a quien se ha calificado del «filósofo más peligroso de Occidente», resulta ser también el más divertido. Pero aquí, naturalmente, la palabra divertido no es sólo cuestión de risa (que también), sino que implica una actitud irónica, subversiva, reflexiva y comprometida. El presente libro reúne 107 chistes, desperdigados por toda la obra de Žižek, en un volumen que parece dar la razón a la frase de Wittgenstein: «Una obra filosófica seria debería estar compuesta enteramente de chistes.» No hay mejor vehículo que el chiste para ayudarnos a comprender las trampas del lenguaje, para hacernos pensar con una sonrisa o una carcajada, para colocarnos delante el espejo de nuestro propio yo y de la sociedad, pues el chiste es siempre una proyección del subconsciente colectivo, de sus miedos, de sus odios, de todo aquello que el estado reprime y acaba aflorando en un estallido de libertad e insolencia. Pero en los chistes de Žižek encontramos también un compendio bufo de la

Tiempo después

Como un alegre entomólogo y como un notario malhumorado a la vez, José Luis Cuerda ha recogido información -privilegiada- de los hechos y dichos propios de este mundo, con especial detenimiento en personajes como: -José María, proletario, que va a cumplir pronto los cuarenta. Robusto y probablemente virgen, tiene aire voluntarioso, empuja un carrito de helados y se diría al verlo que no le debe nada a nadie; -el rey, su adversario, que tiene el aire inconfundible y transitorio de ser hijo adulterino de un padre-rey infeliz; malhabla idiomas con acentos mezclados y es enredador, tramposo y prolijo; -y Méndez, la secretaria del alcalde y heroína del relato, es una muchacha muy atractiva y zorreta, que parece que nació, sonríe, se nutre, se viste y se desnuda aposta. Los demás personajes, por decenas, tejen una urdimbre, o población humana, en un mundo verificable y bipolar compuesto por quienes lo mangonean: una pareja de la Guardia Civil Mundial, tres marinos de guerra, alg

Un disfraz equivocado

Nadie nació tantas veces como Fernando Pessoa: en Lisboa el 13 de junio de 1888, en abril de 1889 de nuevo en Lisboa y en Tavira el 15 de octubre de 1890, entre otras.  Fernando Pessoa nació cuantas veces quiso, ventrílocuo de sí mismo, empeñado en dar no solo voz sino vida completa (por más que para él poca vida había fuera de la escritura) a todas las voces que le habitaban.  Quiso llevar cada matiz, cada contradicción de su alma, hasta el extremo, y para ello creó su interna multitud, su hermandad de heterónimos. Escribió los poemas de todos ellos, publicó solo cuatro libros en vida y unos cuantos poemas en revistas, y amontonó todo lo demás en un baúl que se haría famoso; un baúl lleno de gente, según expresión feliz de Antonio Tabucchi.  Otros poetas modernistas, dice Robert Hass, como Yeats, Pound o Eliot inventaron «máscaras a través de las cuales hablaban ocasionalmente... Pessoa inventó poetas enteros». OTRA LEY, UN DESTINO Nadie nació tantas veces como Fernando P

Burgueses imperfectos

La sociedad española, heredera del prejuicio que no admite disidencia o heterodoxia alguna en autores consagrados, sigue percibiendo a escritores como Josep Pla, Joan Oliver, Gaziel, José Ferrater Mora, Josep Maria Castellet, los hermanos Ferrater, Joan Margarit o Pere Gimferrer como si de veras hubiesen sido siempre canónicos: personas dóciles y obedientes, atadas a sus intereses egoístas o adaptados siempre al mejor postor o al interés más rentable.  Para Jordi Gracia, en cambio, las mejores páginas de todos ellos contienen una rebeldía intraburguesa estimulante y transgresora al margen de su ubicación política a derecha o izquierda. Han sido burgueses, sí, exigentes con su clase, más irónicos que dogmáticos, más ecuánimes que sectarios, y por tanto «burgueses imperfectos». Su obra ha sido a menudo una forma de escapar a la moral dominante sin dejar de buscar su sitio en el sistema imperante: escribieron para desmantelar el buen juicio pragmático y la hipocresía defensiva. Han en