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Mostrando entradas de febrero, 2010

Los pésimos ejemplos de Dios

Los pésimos ejemplos de Dios, del escritor español Pepe Rodríguez, es un desmigajamiento de pasajes y versículos de la Biblia, que de alguna manera, embadurnan el entremado que hay debajo de la manga del escritor. La sonoridad del fin y último desenlace de Dios con los hombres que le creen es el camino ilógico enroscado que el escrito nos muestra en cada ejemplo, donde la deprimente respuesta teológica se desploma ante los ejemplos, que en la actualidad resultaría miserable, malévolo y sin sentido darle seguimiento en el entorno familiar . Sustentado en la divulgación de todo los tiempos, donde consolida y aseveran los cristianos que la Biblia es "la palabra de Dios", hace una radiografía por toda la Biblia para exhibir y evidenciar cuál es la personalidad y voluntad de Dios con los hombres, de como ejemplifica el prurito último de Dios a través de todas las Sagradas Escrituras. Los pésimos ejemplos de Dios, es un libro de una fácil lectura, y mas cuando ya el l

Tratado de ateología

En un post anterior, hice una recomendación respecto al libro: La oscuridad no miente, del escritor francés Georges Bataille. En uno de sus apartados hay un carta de dicho escritor a Raymond Queneau, donde propone a la editorial Gallimard reunir en un solo volumen La experiencia interior, El culpable y Método de meditación, ensayos que habían sido escritos con anterioridad para ser incomparado en un solo escrito bajo el título de la Summa Ateológica. el termino ateología encajaría mas bien a una física de la metafísica, a la propuesta de una verdadera teoría de la inmanencia o en el curso a una ontólogia materialista. "Contrariamente, he hablado de mi rechazo a toda presuposición. No obstante, hablo de Dios, pienso en Dios. ¿No es Dios la mayor presuposición del pensamiento? No lo dudo, pero esa presuposición fatal esta dada, en el movimiento inexorable del pensamiento, está dada, en conclusión, al igual que el hecho de su ausencia. La ateología expresa el hecho de que el pensamie

Los Cristianismos Derrotados

La penetración de Jesucristo en el entorno social de la humanidad durante los primeros años de actividad evangelística, acarreo de acuerdo a los relatores de los cuatros evangelios una gran fama entorno a su persona. Ya desde antes de su nacimiento, los círculos proféticos judaicos estaban a la espera de ese gran Mesías que haría renacer la justicia, la cual estaba siendo pisoteada por el imperio romano y sus reyes títeres en todo el dominio romano. La forma en que narran los evangelistas su nacimiento, su desarrollo intelectual a corta edad, las señales de ser el hijo escogido de Dios para la salvación durante el bautismo presente a Juan el Bautista, así como las demás señales que lo acicalaron como el mensajero de salvación enviado por Dios, dieron lugar a sobre saltar la figura de Jesús. Al dejar el escenario huérfano de sus hazañas, tras ser crucificado junto a dos ladrones, el deseo y fin de Jesús subsisto en reguardo en las manos de sus discípulos, los cuales fuer

Dulce y desconocido señor Boletus

Lejos de los tópicos sobre su leyenda, Salinger vivió una apacible vida anónima La muerte se llevó a J. D. Salinger hace apenas 10 días, pero curiosamente fue la dama de la guadaña la que nos devolvió a un escritor cuya vida fue un absoluto misterio durante medio siglo. Los detalles que han ido apareciendo en la prensa estadounidense a través de amigos como la escritora Lillian Ross o sus fieles vecinos del pueblo de Cornish, donde vivió recluido desde los años cincuenta, van desvelando poco a poco al ser humano que se escondía tras aquel rostro enfadado de la fotografía con la que siempre se ilustraban las no-historias sobre Salinger. Durante las últimas cinco décadas, prácticamente todo lo que se escribió sobre el autor de El guardián entre el centeno fueron puras especulaciones. Sus verdaderos amigos nunca hablaron o escribieron sobre él porque respetaron su voluntad de aspirar a la invisibilidad mediática. Pero quienes se atrevieron a serle desleales pagaron las consecuencias, co

¿Por qué mientras envejecemos el tiempo aparenta acelerar?

Esta es una pregunta que me habían hecho varias veces, y aunque yo tenía mis teorías, hoy encontré un artículo que me asistirá a responderla. La pregunta es, ¿a qué se debe la sensación de que mientras mas envejecemos, mas rápido aparenta el tiempo pasarnos? La respuesta no es 100% conclusa y final, pero al menos sí existen al menos un par de conjeturas que por el momento se están contemplando, y ambas fueron recientemente tratadas en un programa de radio de WBUR (la estación de radio de Boston University en los EEUU, mi antigua universidad, en donde curiosamente por un día fui encargado de reemplazar a alguien en un programa estudiantil La primera hipótesis dice que lo que sucede es que mientras mas jóvenes somos, mas creamos memorias "impactantes" que requieren de nosotros grabar con todo el lujo de detalle, esas experiencias. Es decir, hablamos de nuestros primeros viajes a la playa o al campo con familiares, la primera vez que probamos alguna comida, la primera vez que

El regreso de Mecenas

No sé si será prudente recordar este dictamen recién acabado el año Darwin, sin embargo, lo cierto es que el conde de Gobinau -de infausto renombre político y ocasionalmente grata relectura- señaló como a su juicio improbable que el hombre descendiese del mono, pero consideraba fuera de duda que muchos avanzan hacia él a toda máquina. Supongo que exageraba en lo biológico aunque, considerando otros campos menos graves, ciertos indicios parecen anunciar el retorno de expedientes sociopolíticos que uno tenía ya por definitivamente arrumbados. En Cataluña, por ejemplo, hace poco algunos han propuesto un decálogo para reinventar los reinos de taifas como futuro progresista del actual Estado de derecho español. Puede que ni los monos de Gobinau ni estos taifas renovados sean idénticos a los de antaño, pero como líneas evolutivas no dejan de resultar inquietantes. Algo semejante puede vislumbrarse si prospera la iniciativa propiciada con fervor mesiánico por algunos internautas a favor de la

La rara memoria periférica de Stanislaw Lem

El castillo alto es un texto especialísimo y extraño. Está lleno de imágenes poderosas y momentos formidables. Carece de épica autobiográfica y ofrece un retrato de la infancia poco habitual por lo auténtico, lo inconexo e informe. El castillo alto de Stanislaw Lem es un libro raro, raro, raro. Parte de su rareza puede venir de una traducción que en ocasiones resulta algo estrambótica; como cuando dice que, debajo de la ventana, "había un refundido con un aparador" (¿qué demonios es un refundido?), o que tenía un huevo de juguete que se abría para mostrar "un grupo de figuras empaquetadas" (¿empaquetadas?), o que un pesado arcón de hierro "estaba colocado siempre contra la puerta". ¿No sería junto a ella? Porque, de otro modo, todos los que entraran o salieran por esa puerta se machacarían las espinillas con el maldito trasto. Por otra parte, estas peculiaridades del lenguaje del libro, que a veces suena como si el narrador estuviera hablando con piedras

Fallece Tomás Eloy Martínez

El periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez falleció este domingo en Buenos Aires a los 75 años tras una larga lucha contra el cáncer. Nacido en 1934 en la localidad de San Miguel de Tucumán, colaboraba como columnista habitual en EL PAÍS y otros diarios como La Nación y The New York Times , así como en diversos medios impresos de su país como los semanarios Panorama y Primera Plana. En 2009 EL PAÍS le otorgó el premio Ortega y Gasset de periodismo a toda su trayectoria profesional, a cuya entrega no pudo acudir por prescripción de sus médicos. En 2002 ganó el premio Alfaguara de novela por El vuelo de la reina . Eloy Martínez, que empezó como corrector de pruebas en el diario La Gaceta, en su ciudad natal, Tucumán, abrazó el periodismo con pasión en unos años en los que "la imaginación estaba prohibida". Por eso combinó la profesión de reportero con la literatura. "Como informar con llaneza y alinear los hechos en un orden militar era para mí empobrece