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Mostrando entradas de octubre, 2009

El surrealismo de la ignorancia

Poco a poco, prevalece el silencio y entonces, desde mi litera que está en el tercer piso, se ve y se oye que el viejo Kuhn ora, en voz alta, con la gorra en la cabeza y oscilando el busto con violencia. Kuhn da gracias a Dios porque no ha sido elegido. Kuhn es un insensato. ¿No ve, en la litera de al lado, a Beppo el Griego que tiene viente años y pasado mañana irá al gas, y lo sabe, y está acostado y mira fijamente a la bombilla sin decir nada y sin pensar nada? ¿ No sabe Kuhn que la próxima vez será la suya? ¿ No comprende Kuhn que hoy ha sucedido una abominación que ninguna oración propiciatoria, ningún perdón, ninguna expiación de los culpables, nada, en fin, que esté en el poder del hombre hacer, podrá remediar ya nunca? Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Kuhn Primo Levi, Si esto es un hombre

Schopenhausen camina en Santo Domingo

Hace unos día, en medio de una complicidad entre mi biblioteca y mi deseo, entablé una amena conversación con Arthur Schopenhauer. Filosofo proveniente de una familia holandés, pero percibiendo por primera vez la luz en la ciudad de Danzig en 1788. Este personaje rodeado de un intelecto algo pesimista y malhumorado dejó por plasmado su genio, sentó las bases un sistema pesimista de la vida, pero sin excluir su extraordinaria vigorosidad en la pluma. Inmerso por sus ideas y pensamientos en plena época del romanticismo, se presentó como uno de esos autores con el que se puede estar de acuerdo o no, pero nadie explica mejor que él mismo lo que piensa. Hablar del dolor y el sufrimiento en el mundo. Como estos afectan a todas la personas a lo largo de la vida, de como la enfermedad, la soledad, el fracaso, la humillación son parches que solo se extingue con la muerte, es decir, que es inherente al ser humano, es el tema esencia de la filosofía de Schopenhauser. Nadie mejor que Fernando de